[Centro de Arte Contemporáneo] Pulso de la estirpe (ABIERTA)

"Verde que te quiero verde, verde viento verdes ramas; el barco sobre la mar y el caballo en la montaña. Verde, que yo te quiero verde. Con la sombra en la cintura ella sueña en la baranda; verdes carne, pelo verde, su cuerpo de fría plata." Verde también era su chaqueta. Aparte de eso, tuvo un pequeño descanso de las camisas y los zapatos elegantes. Llevaba los tennis blancos y la camiseta de algodón, lo mismo que un collar con el símbolo de su clan. Era un buen momento para ir inspeccionando las cosas en los Elíseos y... bueno, ¿por qué no empezar por el Centro de Arte Contemporáneo? Las pinturas locales siempre dicen bastante de los habitantes. Y, si al final termina eligiéndolas el Guardián del Elíseo, también podría empezar a hacerse una imagen de qué clase de individuo podía tratarse. 

Claramente uno con muy buen gusto. Debido a su falta de información sobre aquel sujeto, tendría que recurrir a ciertos sesgos sociales para ir descartando posibilidades. Lo que no esperaba - o, tal vez, sí lo hacía; sólo que no en el mismo momento - era que su compañero estuviera ahí también. -Señor Falcone- comentó mientras se acercaba. Ya empezaba a molestarle esto de tener que levantar la cabeza para hablarle. -Qué coincidencia verlo aquí... ¿Busca a alguien en específico? ¿O sólo se pregunta por la clase de individuos que habitan Nueva Orleans? Era bastante práctico para hacer, siempre le ayudaría un poco saber quiénes estaban aquí - y quienes faltaban - para probar su utilidad ante el Príncipe y su heredero. Tal vez, si tuviera la oportunidad de hablar con el Guardián... Igual también podía (y debía) preguntarle al señor Colville. 

Asintió ante el comentario de Enzo. Era el mismo punto que él había encontrado en ir al Elíseo esa noche. -Buen punto, señor Falcone. Con el tiempo he llegado a aprender que el Elíseo suele ser un lugar un tanto... propicio a la hora de entender la sociedad.- también aplicaba para los clubes nocturnos y los bares, pero sabía que la mayoría de los vampiros decentes estarían en el Elíseo, tarde o temprano -Lo más problemático, creo, es que algunos caínitas puedan empezar a notar nuestra presencia un tanto... "particular".- Admitió, no tenía muy claro cómo seguir con ese plan. 

Sin embargo, el Ventrue había conseguido encontrar una manera de arreglar ese dilema. -Dos cabezas piensan mejor que una, dicen.- le comunicó, un tanto distraído -Sin embargo, creo que dos cuerpos pueden llegar a ocupar más espacio.- Inclinó la cabeza levemente -En ese caso, no sería tan extraño vernos sin caer en alguna suerte de rumor. No creo que el vástago del príncipe esté orgulloso si resulta que la reputación de alguno de los dos termina manchada, cosa sencilla si no procuramos quedar bien frente a los miembros de los diferentes clanes, pero también de nuestro propio clan.- 

Miró alrededor a las pinturas, se preguntaba si conocería a alguno de los pintores. Probablemente no, pero esperaba que sus firmas salieran y pudiera buscar su identidad en Google. -En todo caso, creo que podríamos repartirnos el territorio, para que ninguno de los dos tenga que verse en una interacción poco natural.- 

Antes se habría molestado porque le dijeran a dónde ir. Pero, al final, la obediencia es algo que se aprecia en la Casa de Tremere. De igual forma, Marc tenía claro que no ganaría nada al discutir con uno de sus compañeros. Aparte, tenía que admitir que el aspecto de Enzo, si bien le causaba cierta envidia, también lo impulsaba a tratar de mantener una relación cordial con él. Al fin y al cabo, la belleza física es un impulso para cualquier clase de comportamiento moral. La estética precede a la ética. -Supongo que es lo mejor. ¿Tiene algún lugar pensado para que nos encontremos? No debe ser un lugar muy... evidente, usted entenderá. siendo ese el caso, lo mejor es que se dirigiera a reconocer los Eliseos que se acababan de repartir. -¿Ha contactado con alguna de nuestras compañeras? Tal vez ellas sepan un poco más sobre Jack que nosotros.- 

Marc asintió cuando escuchó el plan de Enzo. Era una buena idea, permitía que mantuvieran el anonimato. -¿Ah, sí?- mencionó cuando el Ventrue le comentó que se había topado con Marlene, otra de los agentes. -Qué fortuito. ¿Han comentado algo acerca del muelle?- soltó mientras se dirigía a la pintura indicada. -Todavía tengo que investigar un par de cosas. Tal vez debería contactar con... Durham, si la memoria no me falla.- asintió. -No quiero saber lo que ocurrirá si el chiquillo del Príncipe no nos encuentra de utilidad.-

-Prefiero no tener que sacar a Christopher de sus casillas, parece que no le costaría mucho que eso pasara.- apuntó con inocencia -Pero, sí creo que tendré que consultarlo con mi Primogénito. Lo mismo que tendremos que investigar el puerto.- confirmó lo que su compañero había dicho -Sin embargo, es tan grande que... ugh, no sé ni por donde podríamos empezar. Espero encontrar algo del hermano Jack que pueda, por lo menos, darnos un indicio de dónde se encuentra...- suspiró. Lo que le pesaba era la idea de que su clan se encontrara, de alguna forma, relacionado con el asunto. De no ser así, incluso le parecería gracioso o algo. A veces sólo pensaba en que las cosas en la Camarilla podrían ser mejores.  

Marc acompañó a Enzo a la siguiente pintura mientras hablaban. -Procuraré encontrar la investigación del hermano Jack. Pero, no puedo asegurar que no haya desaparecido con él.- aclaró. Era mejor que no se fueran haciendo ideas de lo que harían con esos documentos - si los había - sin tenerlos a la mano. -Si no hay manera de que pueda obtenerlos, puede que mi primogénito me permita revisar su refugio. Si es que hubo refugio. Tal vez nos de indicios de su paradero. O, por lo menos... de su última ubicación.- no podía descartar que podía ser poco más que cenizas ahora. 

El brujo miró al Ventrue de manera extraña, pero interesada, cuando mencionó al bajo mundo. ¿Qué clase de...? De no ser porque ya "se conocían" un poco, se habría arriesgado a asumir que también le iban la necrofilia y el incesto. Ya tenía lo de italiano, al fin y al cabo. -Es bueno saber que uno de los dos tiene contactos. Espero que los dos tengamos éxito en nuestras búsquedas, Enzo.- admitió antes de girarse de nuevo a la pintura. 

Marc asintió ante la despedida del Ventrue, mirando la pintura. -Buena suerte, nos veremos en otra ocasión.- dijo antes de alejarse en dirección opuesta a la de Enzo, hacia el siguiente cuadro de la galería. "¿Cuándo volveremos a vernos? ¿Bajo lluvia, rayo y trueno?"

Aún siendo las últimas horas, el museo no estaba plagado, pero había gente. Enzo sabía que si deseaba encontrar exclusividad y con seguridad a algún miembro de la estirpe, la tercer y última planta era a la que ir. Incluso si alguien pudiese llegar a desconocer tu apariencia, no tu nombre, y te permiten el paso al piso en cuestión.

Se trataba de una gran sala, muy amplia y en la que se veía movilizar y acomodar todo tipo de mobiliarios pequeños, mostradores, tramoyas y demás. Parecía gente del lugar trabajando o preparando la organización de algo. Incluso hasta asomándose lejos de dicha entrada podías notar la caída de uno de estos empleados, quién fue empujado y pasado por arriba por una chica rubia de bastante actitud. Incluso aunque no hubiese hecho esa escena, era el tipo de persona que todo lo que hacía inevitablemente llamaba la atención, y en su camino de salida se roba por unos segundos la tuya.

Marc, siéntete libre de presenciar esto también si lo deseas.

Marc había subido, rodearse de otros vástagos era bastante práctico. En especial, si podía escuchar alguna conversación relevante. Aunque, de momento, se encontraba sorprendido con el movimiento de, bueno, de todo. ¿Qué clase de evento llegaría a darse que causaría tal movimiento? Sin embargo, lo más molesto había sido la caída de aquel empleado. Marc se movió un poco en su dirección, pero... cuando vio a alguien ir en dirección opuesta, prefirió quedarse en su lugar hasta que la chica se alejara. Tal vez se fijaría en aquel sujeto luego, de momento...

Marc siguió, guardando la distancia, a la rubia. Deteniéndose cerca de una de las obras en exposición cuando vio a Enzo y, en especial, cuando la escuchó hablar. Era mejor mantener la distancia, de momento. 

- Y no, hay que ser muy pendejo para dejar plantada una chica. - Responde de acuerdo contigo con un poco de humor en su, valga la redundancia, mal humor. Evidentemente no se hizo cargo de tu acusación, como si hablase de alguien más.

- Bueno, Enzo ¿Te apartas o te aparto? - Te pregunta 'educadamente' plantándose frente a sí. Tenía espacio de sobre para pasar por al lado tuyo, rodearte o todo el museo. Por lo visto no quería.

Tuerce una mueca ante tu comentario, dejándose acompañar como si no le importase.

- Tienes un muy raro sentido del humor, grandulón. - Burlándose del término 'dama en apuros'. Poco y nada de femenino había en su caminar. - El puto payaso que se hace el dueñito de este lugar. Si lo ves, dile que dé que la cara. - Te cuenta y más que pedir, te ordena cuál chico recadero, con cierta rabia hacia Julián.