[H. Casino] Sólo negocios (cerrada)

Y lo encuentras al petiso negro James, vestido tan elegante como un negro de calle puede hacerlo. Andaba corriendo unas apuestas en una de las ruletas, y por su cara la cosa estaba muy intensa. Andaba con un par de muchachos de etnia y actitud similar, claramente no eran los mismos dos matones con quienes lo viste antes, y un par de mujerzuelas blancas. Tras perder la tercer ronda consecutiva y pese a la insistencia de sus amigos, el muchacho se retira de la mesa y es ahí donde te nota.

- Diego, hermano ¿Qué cuentas? ¿Ya te ganaste unos verdes? - Te saluda como negro, aunque sus otros dos amigos mantienen una actitud no tan amigable y más neutral. Sobretodo porque te robabas los ojos de las dos chicas de ropa ajustada, aunque de cerca vez que no son tan bonitas.

- Claro. - Asiente el negro mientras te palmea la espalda en señal que lo acompañes, mientras inicia la caminata y deja a sus dos compañeros con sus damas para que continúen malgastando dinero por ahí. Sus pasos los conducían hacia las escaleras del piso superior, en dirección a una zona VIP.

- Mira... Esta noche nuestro jefe anda aquí. No sé si por puro placer o si tiene que resolver unos asuntos, pero le hablé de ti. Su nombre es Nazari. Es un tipo intimidante, te aviso. Ni se te ocurra arrugarte frente a él. La verdad no sé como lo hace, pero el jefe tiene eso que le hace poder verte a los ojos, y saber si estás hecho para esto o no. - Te cuenta mientras avanzan haciendo gestos muy movidos con su otra mano y sus ojos se escapan de tanto en tanto cuando se cruzan alguna muchachona.

Poco antes de llegar al sector más privado, se acomoda y ajusta un poco la camisa para disimular un poco. Un par de matones trajeados marcaban dicho límite.

James, se le acerca a uno de los rudos guardias para susurrarle algo, como intentando convencerlo a juzgar por sus gestos. El matón sólo haciente, y tras unos momentos, les permite el paso a ambos.

La sección a la que accedieron, era mucho más oscura, y su ambiente parecía más el de un club que un casino en sí. Había música y grandes pistas con shows de bailarinas y caños, y varios sillones dispersos con diferentes grupos de gente. Todos allí tenían pinta de peces gordos fumando ostentosos abanos y llenos de acompañantes, algunos rudos y otras sensuales, protegiendo a sus amos con sus barrigas llenas de corrupción y avaricia mientras disfrutaban del espectáculo. Habían unas mesas exclusivas de black jack y poker también, donde se podía ver que se jugaban de a pilas y montañas de fichas, y probablemente mucho más que mero dinero.

- ¿Nada mal, eh? Mira, allí está. - Te comenta de cerca sin mirarte, mientras avanzan entre zorras y millonarios. A donde se dirigían, era la mesa cuyo capo era el que más destacaba entre todos, llamando fuertemente la atención por su magnética imagen y séquito. Un sujeto medianamente alto, piel oscura y traje totalmente negro, parecía disfrutar sentado cómodamente en su sillón en compañía de cuatro mujerzuelas realmente provocativas, junto a un par de matones de pie que de tanto en tanto degustaban alguna copa de vino tinto.

Tu amigo se adelanta, para mostrarse con un respeto (o quizás miedo) inusual en su persona. - Espero no interrumpirlo, jefe. Él es el nuevo aspirante. - Te introduce, para bajar la alarma de sus guardia personal y puedas presentarte tú mismo.

Me resultó inesperado, pero tuve que cortar con mi actuación de sonrisa gañanezca y actitud despreocupada al ver el ambiente, el tipo realmente inspiraba. Mi expresión volvió a ser dura y fría como en los muelles. Espero que esos sean de contacto...

Camine a paso lento y decidido, aún con las manos en los bolsillos, hasta acercarme lo suficiente a Nazari como para estrechar su mano. En el camino hago uso de mis dones, asumiendo que me ayudarán a causar una buena impresión.

- El mismo. Supongo que usted es Nazari, gracias por recibirme. - le digo con cortesía, aunque en el fondo detesto a los de su clase.

Fascinación:
NmNa0qoh5d105d10

Lo que hicieran o no sus rameras me era irrelevante, así que las dejé ser. Mi atención ahora mismo estaba en los negocios. Tras escuchar la respuesta de Nazari era difícil evaluar si había sido afectado por mi encantamiento o no, pero la cosa marchaba bien.

- Si, estoy muy familiarizado con el negocio, pero desde punto de vista. Supongo que James lo habrá mencionado, pero antes fui policía. Si no es el caso, quiero que usted lo sepa de primera mano antes de aceptarme o no. Fuera de eso, respeto que esta organización este dirigida por un hombre de códigos como usted, Nazari, y me gustaría formar parte de ella. Creo que encontrará que soy muy eficaz en mi trabajo. - comento seriamente, tratando de no revelar nada que no desee a la vez que intento sopesar que clase de hombre es este. 

Qué le pasa a este tipo? Cómo se atreve a mirarme así a mi, que me he enfrentado a la mafia y vampiros cara a cara? No sabe con quien se mete! Pensé en una mezcla de presión y enojo, tratando de conservar la calma, por algún motivo se me hacía difícil, pero no sabía decir porque.

FV:
ch4qxdNk6d10
6d10

Tras quedarme petrificado unos segundos -que parecieron eternos- me recupero y sonrió inevitablemente tras superar la prueba. Si algo saque en claro de esta situación, es que Nazari no se parece en nada a los mafiosos con quienes he tratado antes, debo actuar con cautela.

- Se lo agradezco señor, su mirada mete miedo, tengo que admitirlo. Será un honor formar parte de su familia... - le digo esbozando una sonrisa torcida y agachando ligeramente la cabeza en señal de respeto. Si hago las cosas bien pronto los tendré comiendo de mi mano. Por otro lado... ¿Dioses? ¿De qué religión será seguidor este tipo?