[Biblioteca Hubbell] Mirror, Mirror in the Library (Cerrado)

Marc asintió cuando la recepcionista mencionó su apellido. Y, de nuevo, asintió cuando ella le dijo que el señor Colville lo estaba esperando. Marc se ajustó los botones antes de seguir en la dirección indicada -Muchísmas gracias.- le sonrió a la bibliotecaria antes de, finalmente, alejarse de ella. 

Marc siguió su camino por su pasillo, pensando en las extrañas condiciones que la bibliotecaria le indicó. Curiosesco, curiosesco... Aunque, supuso que se trataría de alguna manía propia de Colville, tal vez le molestaran los ruidos inoportunos o perder la concentración. De ser así, sonaba como un sujeto bastante agradable. 

Una vez se encontró con el dichoso Malkavian, se quedó parado por un momento. La indicación de "no golpear" le hacía sentir extraño al darse cuenta de que estaba concentrado en su libra. Demasiado concentrado. Marc curioseó algunos de los tomos e, incluso, el globo terráqueo que estaba ahí. Sólo esperaba que Colville se enterara de su presencia, sabía que su clan era particularmente sensible. De no ser así, el Tremere asumió que lo mejor sería buscar un lugar dónde acomodarse y tratar de llamar la atención del Malkavian de la manera más sutil posible. 

Eso había sido... aterrador. Pero, Marc sabía que con el clan del espejo era mejor mantener la mente abierta. Marc cerró el libro que tenía en las manos, tal vez no había sido muy educado de su parte curiosear la biblioteca del señor Colville. Sin embargo, cuando él lo miró, parecía que había encontrado cierta tranquilidad. -No, no... el que debería disculparse soy yo. Debí avisarle de mi presencia...- rectificó el Tremere cuando el Ancillae se disculpó por "su falta de cortesía". Marc asintió cuando escuchó su nombre -De nuevo, no es necesario que se disculpe. Reconozco que muchos libros tienen cierta capacidad mesmérica cuando uno en verdad los aprecia o los necesita.- le sonrió al Malkavian con gentileza. -En cuanto a su biblioteca, señor Colville, espero que no le moleste que me haya tomado el atrevimiento de revisar uno de sus libros pero... bueno, la curiosidad fue más fuerte.- dijo casi con inocencia, sosteniendo la portada del libro en dirección al Malkavian. 

-Sin embargo... no vine a mostrarle mi fascinación por su biblioteca. Mi Sire, el profesor Marat, me recomendó visitarlo. Mencionó que usted tenía ciertas inquietudes investigativas que me parecerían interesantes. Tal vez pueda ayudarlo... aunque...- el brujo dudó un segundo antes de preguntar -No quiero molestarlo, pero... ¿qué opina del pueblo? Sé que su clan es más sensible que la mayoría de nosotros y eso puede ser una ventaja. Espero que mi pregunta no lo moleste, no es mi intención.- aclaró. No quería incomodarlo. 

El brujo asintió cuando Colville le dijo que dejara el libro tal como lo había encontrado. No iba a molestarlo, esa no era su intención. -No esperaba que él me mencionara, por lo menos no demasiado. Pero, me alegro de saber que lo hizo.- indicó con una pequeña sonrisa. Aunque, la verdad es que eso no era lo que más le importaba. Asumía que debió soltar su nombre, pero no sabía de qué manera o cuando. No podía preocuparse por eso ahora. 

En cuanto a su pregunta por el lugar, no esperaba algo tan... simple. Pero, Marc carecía de motivos para desconfiar del señor Colville. Tal vez confiar demasiado fuera un mal suyo en esta sociedad, pero no podía evitarlo. Aunque... todavía pensaba en lo que le había dicho Trevor acerca de él y Jack. Tal vez luego, era mejor no apresurar las cosas -Pues... vaya. Eso suena un tanto aburrido. Pero, si es útil para nuestra secta, no puedo quejarme.- admitió al final, sonriendo de nuevo. -En todo caso, señor Colville, ¿puedo saber sobre qué se trata su investigación? Todos sus libros se ven bastante interesantes, pero no consigo unir el hilo que sigue... tal vez está más allá de lo que yo puedo ver.- finalizó con una leve línea de impotencia. 

Marc inclinó la cabeza levemente cuando el Malkavian comenzó a hablar. -Curiosesco, curiosesco...- fue lo único que dijo al principio de la intervención de Colville. Pero, si era sincero, él tenía sus motivos (y razón) en cuestionar esas cosas. Se agachó un poco, colocó su codo sobre su pierna y apoyó su mentón sobre su palma mientras miraba a Michael. -Leí que somos hijos del primer asesino, que lo que tenemos encima es una maldición.- soltó, recordando lo elemental que se sabía del libro de Nod. -Pero, si tal cosa como un Dios existe, ¿por qué permitiría que otros cargáramos con esta maldición? Se supone que el castigo de Caín debería ser estar siempre solo, sin embargo... somos muchos.- frunció el ceño de manera involuntaria, incapaz de ocultar su preocupación frente al tema -Tampoco entiendo muy bien cómo funcionamos o la historia detrás de esto... Quiero decir, no tiene mucho sentido morir y volver a la vida con sangre, ¿verdad?- el Tremere se recostó de nuevo en su asiento, tratando de aclarar sus ideas. -Es... extraño y a veces no lo entiendo. Muchas veces no lo entiendo, es como... se detuvo. -¿Sabe cuál es el requisito para una bailarina para conseguir el papel de la bella durmiente en el ballet? Parecer que sueña sin dormir cuando baila. Ser un vástago, a veces se siente al revés de eso. ¿O de igual forma...? Suspiró e hizo una nueva pausa -Perdón, me enredo conmigo mismo, espero que no tome esto que digo muy enserio... 

Era entendible la postura de Colville. Aunque había un detalle... -¿Puede ser que para entender un mundo tan caótico es necesario creer que sólo los humanos existen? Al final del día, el mundo es... aterrador cuando descubres que no estás en la cima de la cadena alimenticia. Las hadas aman jugar con lo sentimientos, por lo que sé; los magos... son aterradores y... los licántropos.- Marc respiró con fuerza, sólo de imaginar los hocicos, las garras... -Odio los animales con pulgas.- 

Manipulación + subterfugio para convencer a Colville que sí se trata de las pulgas y no que le tiene miedo a los perros:

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-En todo caso, creo que lo que pasa es que se tapan los ojos para no ver lo que hay ahí afuera.- aunque, lo que apuntaba el Malkavian era interesante -¿Cree, entonces, que en verdad los hijos de Caín siempre estuvimos destinados a volver? Si lo vemos desde una perspectiva metafísica, se podría entender como que "Dios" o lo que sea que creó al primer vástago como un castigo, ha decidido disculparlo. Aunque...- eso no tenía sentido, si así fuera, tendría que perdonar a Caín o... bueno, de ser un castigo, eso implicaría que todos nosotros éramos merecedores de ello. -En verdad, verlo desde un punto de vista teleológico no tiene mucho sentido. Entonces... ¿hablaríamos de una evolución de los mortales y una involución de los vástagos? 


Lo otro era... -¿Quién es Doran? Veo que usted mencionó ese nombre, pero no tengo ningún recuerdo de haberlo escuchado antes. ¿Es algún escritor? ¿Investigador? Tal vez deba buscar más sobre él...- concluyó de manera pensativa. 

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Doran, antiguo príncipe de Nueva Orleans. Eso era interesante. -¿Y qué le pasó al antiguo Príncipe para que ya no esté en su lugar?- inquirió con interés el joven Tremere, agachándose un poco. En su mente, las apuestas se dirigían hacia la muerte definitiva. Pero, ¿por qué? ¿Un simple cazador podría darle muerte a un vampiro así de importante como si nada? A lo mejor había algo más que... -A todo esto, señor Colville. ¿Eso implica que usted estaba aquí antes de que su Alteza llegara a ocupar su lugar? O... ¿cómo supo de él?- siempre era interesante escuchar algo de historia. 

-Por otro lado, señor Colville. ¿No cree que es posible que ambas causas ocurran al mismo tiempo?- mencionó mirando a los ojos al Malkavian -Sería una especie de precio justo y de broma divina la llegada de la Gehenna, en ese caso. Caín asesinó a Abel; su castigo debería ser la soledad. Sin embargo, de alguna forma consiguió contagiar su maldición. Si tal cosa como un Dios fuera a perdonarnos y llevarnos a estar junto a los hijos de Seth, en ese caso, lo justo sería pagar la sangre de ese primer pecado con la sangre de este último.- pero, había algo. -Aunque, pensándolo bien. Si así fuera, los primeros en desaparecer vendrían a ser los antediluvianos, no nosotros. En su lugar, la Gehenna habla de su despertar. Aparte, hay cosas que no encajan del todo, como la existencia de Lilith. ¿Quién era y por qué Caín la encontró en su destierro?- el rostro de Marc mostraba una clara confusión -Entiendo que se dice que fue la primer mujer de Adán. Pero, ¿qué fue de ella? ¿Y por qué, si ella aparece ante Caín, sólo pensamos en él como padre de nuestra especie?- Silencio, de nuevo. -Aunque, supongo que habrá más del Nodismo de lo que sabemos.- terminó con cierta inseguridad nerviosa de pensar que se le pudiera considerar una forma de traidor o de imbécil por pensar en la relevancia de Lilith.  

Abrió los ojos de manera repentina al escuchar la palabra "asesinado" -¿Asesinado? Vaya... ¿Y se sabe quién fue? ¿O quienes? ¿O qué motivo tenían...?- una parte de él se sentía inclinado a pensar que la subida de Marcel podía estar bastante relacionada con la muerte de Doran. -Aunque, asumo que si él era una persona tan dada a hablar de temas como la Gehenna. Bueno, muchos de los miembros de nuestra Estirpe no disfrutan hablar de eso. Ya sea negando su existencia o callándolo. Pero, estoy seguro de que todos tenemos miedo de eso.- o por lo menos así lo creía él. No sólo temía por su existencia como cainita, sino por la de su padre. La Gehenna no sólo implicaba un apocalipsis para los vástagos, también para los humanos. 

-En todo caso.- dijo con tranquilidad, tratando de no marearse demasiado pronto con la política local -Asumo que su investigación actual se centra en el origen de la Estirpe.- sonrió de manera cálida -Una cuestiín bastante interesante. Si es posible y no le molesta, me gustaría poder asistirlo. Claramente, si a usted le parece bien, la verdad.- tenía que ser delicado con esas cosas, sabía que los Malkavian eran... bueno, un tanto más sensibles que muchos de los otros vástagos. 

Así que el antiguo príncipe había sido asesinado por un Gangrel. Hasta cierto punto, a Marc no le extrañaba. No quería ser racista ni nada por el estilo (¿existía eso cuando los vampiros pertenecían a la misma raza?); pero sólo de pensar en lo cerca que estaban de la bestia o que se pudieran llevar bien con los lupinos y los perros (y otros animales) se sentía enfermo. En cierto modo, le sabía bien que no hubiera un miembro del clan de las bestias en las decisiones actuales. -Entiendo. Una tragedia, la verdad.- comentó con todo el respeto posible que tenía. 

En cuanto Doran, el cambio era inesperado. Al final, no se trataba del fin de la Estirpe, au contraire, era una idea más optimista; la unión de los hijos de Caín y los hijos de Set. -Una postura igual de polémica. He conocido a algunos sujetos de nuestra Secta que están muy seguros de estar por encima de los humanos. Claramente, no les gustaría escuchar tal cosa como que los Sangre Débiles están más evolucionados que nosotros. Aunque... bueno, no sé si sea muy sabio decir esas cosas en voz alta. Por lo menos no yo.- afirmó. Sabía que las reglas eran más estrictas en la no-vida que en la vida misma. En especial con ciertos temas tabús. 

Y por último, estaba la investigación de Colville. Era una postura interesante y, tal vez, una forma en la que Marc podría verle algo de sentido a la no vida a la que había sido traído. Es decir, era el favorito de su profesor. Era, posiblemente, un nerd. Y... ¿eso era todo? Estaba obsesionado con saber y ahora tenía todo el tiempo del mundo para hacerlo. Debía de haber algo más y, tal vez en el principio, se pudiera encontrar algo. La pregunta, aunque cargada de nerviosismo y temor, terminó con una afirmativa. 
...o eso quería creer el Tremere. -Bueno, eso suena... ¡Genial! Espero poder serle de utilidad, señor Colville. Eso y que nuestros futuros encuentros sean fructíferos. Si no hay nada más de lo que podamos hablar o que quiera decirme, supongo que pondré su libro de nuevo en su lugar.- admitió el joven vástago antes de asentirle al Malkavian. 

Puso el libro en su lugar, tal como recordaba. O, por lo menos, eso esperaba. -Una postura bastante complicada, es difícil alimentarse de los humanos y no empezar a cosificarlos. Pero, me habría gustado poder hablar con el antiguo Príncipe.- comentó mientras se giraba. 

Aunque, el comentario sobre su linaje lo tomó de sorpresa. Marc levantó las cejas de escuchar lo que el Malkavian le dijo. No es que fuera algo nuevo para él. Por el contrario, era de las primeras cosas que había leído en la biblioteca de su Sire. -Somos particulares, es cierto. Pero supongo que es lo que tiene haber conseguido nuestro puesto a través del asesinato.- y, tal vez, tenía su encanto que su primogénito no fuera... bueno, no es que los insectos albinos de gran tamaño le fascinaran. Pero le placían estéticamente. -Aunque, si lo ve desde un punto de vista teleológico y se centra en los aspectos lingüísticos tanto de la palabra "maldición" como "bendición", puede darse cuenta de que nuestra condición parece más un regalo. Nadie mataría por ser maldito y una maldición no se puede dar libremente, a menos de que se consiga librarse de ella. Eso o quién nos dio esta condición tiene un sentido del humor demasiado retorcido.- Qué idea más desagradable. Pero, en cierto modo, tenía una especie de encanto de cuento de hadas que le daba una leve sensación de calma. Extremadamente leve, la verdad. 

Marc asintió ante el comentario de Michael. Él y lo que tenía dentro suyo nunca se llevaron muy bien. De hecho, casi siempre después de alimentarse, escuchaba ese "blanco, negro, rojo. Negro y rojo" que siempre repetía. Era molesto, incesante, incongruente. Eso era lo más molesto, su total irracionalidad. El Tremere se acomodó la bufanda con las diminutas manchas de sangre seca y retomó su lugar levemente. -Es cierto, es posible que la maldición sea una trampa. Que sólo esté ahí para tentar a los pecadores. Al fin y al cabo, nuestra condición no comienza a diluirse sólo si asesinamos a alguien más viejo que nosotros. Eso violaría cualquier clase de ley divina y al propio Principio Categórico.- admitió el joven vástago. Se había preocupado por estas cuestiones antes, pero nunca había llegado a plantearse la naturaleza misma o el plan que había detrás de su condición. -Entonces, podríamos ver la debilidad de la sangre como una especie de recompensa. Tal vez una cura lenta o una promesa bíblica. En el fondo, los Cainitas somos individuos solitarios, buscamos a otros para acompañarnos. Admitir nuestra soledad es un acto puramente humano, un paso para volver a ver el sol.- terminó, levemente consternado. Era raro imaginar a la persona que él solía ser antes de convertirse en un superdepredador.  

¿El perdón y la tranquilidad? Eso sonaba bastante difícil de conseguir. Por no decir imposible. -Eso suena como alcanzar la santidad. Y, la verdad, creo que la santidad y nuestra condición son simplemente incompatibles. Creo que sería necesario eliminar a la bestia. Eso, o encerrarla en alguna parte de nuestra... ¿mente? ¿alma? No estoy muy seguro si su presencia es una cuestión psicológica o metafísica. comentó, como conclusión al razonamiento que el Malkavian le había hecho. -Aunque, para ser honestos, preferiría que Las Serpientes tuvieran esas intenciones más que las que poseen.- dijo como ejemplo. 

-Aunque, ¿no cree que es un poco incongruente la manera en que funcionaría nuestra condición frente a la filosofía de "Odia al pecado, pero ama al pecador"? Muchos de nosotros ni siquiera quisieron esto.- añadió de manera distraída. -Bueno, en todo caso, me alegra haberlo conocido y que hayamos podido llevarnos bien, señor Colville. Estaré pasando por la biblioteca, si me llega a necesitar o cualquier cosa. No quiero distraerlo mucho de su investigación.- finalizó, despidiéndose.