[Universidad de Loyola] Hablar con el Hierofante (Cerrado)

Una vez que Marc consiguió entrar, mostrando la carta que el Maestro Weingardt, siguió las indicaciones que le dieron. Tercer piso, subió las escaleras en busca del lugar indicado y pudo distinguirlo al ver como no se esperaba que él estuviera por ahí. O, bueno, por lo menos nadie de "su edad" debería andar por aquí. Se acercó a la persona encargada de recibirlo y se apoyó un poco contra la pared. Sonrió levemente antes de presentarse. 

-Buenas noches.- saludó inclinándose un poco -Soy Marc Wayward. Tengo una cita con el profesor Weingardt. Soy un nuevo estudiante y él me ha pedido que venga para poder discutir ciertas cosas sobre mi beca. Lo mismo que explicarme un poco el campus.- asintió -Aquí está la carta que me envió el profesor Weingardt.- se quedó mirando fijamente a la persona que debía permitirle entrar. Se preguntaba qué sabría de él o si se preguntaba en lo más mínimo que esto ocurriera a estas horas intempestivas. Incluso puede que ni siquiera le importara, que en verdad es bastante común en la universidad. 

"¿Y ahora qué? ¿Acaso nadie le avisó...? No creo, eso no sería muy típico de nuestro clan." pensó Marc mientras que aquél sujeto se quedaba mirando la carta que le habían enviado. Suspiró con pesadez justo antes de que apareciera otro sujeto, mayor de lo que el neonato aparentaba, con cierta ropa particular. Parecía un... mayordomo. -Muchas gracias.- al parecer toda la pantomima del estudiante no era necesaria. Aunque... Bueno, nunca estaba de más ser cuidadoso. Marc siguió al sujeto a través de las puertas del edificio hasta que el lugar se volvió... "diferente". 

Claramente esta parte de la universidad sí estaba viendo mejores tiempos que el resto de la universidad. El Tremere reparó en varios lomos de los libros, claramente eran bastante interesantes. Su guía se detuvo para indicarle el lugar en el que el Maestro Weingardt se encontraría con él -Después de usted, por favor- le dijo a aquel sujeto, con una sonrisa, antes de ir tras él hasta el lugar indicado. Le agradeció a su guía y entró a la biblioteca 48. 

El individuo sentado, quién asumió era el Maestro Weingardt, se veía ocupado. Tal vez era demasiado pronto. O, tal vez, el Maestro había sido absorbido por su trabajo. Marc estuvo en silencio unos minutos, esperando no interrumpir al Maestro, hasta que decidió hablar. -Su eminencia.- comentó, tratando de captar la atención del Regente. -Espero no molestarlo, soy Marc, y... bueno...- sacó la carta de nuevo, acercándose un poco y dejándola en el escritorio -Creo que estaba en mi obligación de presentarme ante usted, Maestro Weingardt. Espero que, en el futuro, pueda verme como uno de sus estudiantes.- asintió levemente. 

Marc se sentó frente al regente. No quería dar una mala impresión frente a su futuro Maestro. ¿Esperaba la pregunta? Un poco, pero no es que fuera lo primero que se le viniera a la cabeza cuando pensó en la entrevista con el Tremere. -Su Eminencia, he venido aquí tanto por consejo de mi Sire, el profesor Antoine Marat, como por parte de mi deseo de mejorar. No sólo en las artes Taumatúrgicas, sino como miembro de nuestra secta. Nueva Orleans se ve como un lugar próspero, mucho más que Lafayette, y supe de la necesidad de vástagos en la ciudad.- Asintió, con algo de timidez frente al Regente. -Por otro lado, sé de la prosperidad de nuestra casa en esta ciudad, así que... entenderá que, como todo buen estudiante, aspiro a estar en una institución fructífera como lo es la presencia de la Pirámide en Nueva Orleans.- sonrió levemente, jugando levemente con sus dedos sobre sus piernas. 

Asintió ante las palabras del Regente -Aprecio sus palabras, Maestro. Procuraré tenerlas siempre en mente.- sonrió. Aunque, inevitablemente, su atención se detuvo en los comentarios del Tremere frente al ingreso al dominio del príncipe. -Sí, eso escuché. Parte de la grandeza de Nueva Orleans se debe a la manera en que su Alteza maneja los límites de la ciudad. Dura lex sed lex. Por eso me alegro de haber podido ingresar.- le dijo cándidamente. -Sin embargo... puede ser un tanto preocupante que algunos miembros de la secta no puedan entender la ley y terminen por romper la paz.- comentó. 

También esperaba que en la entrevista apareciera la pregunta por su Senda. De hecho, esperaba más esa pregunta que la de su motivación. -Así es, Maestro. La Senda de la Conjuración es a la que he dedicado mis estudios. Siempre pensé que debía existir una relación más... "directa" entre el significante y el significado; mi Sire vio eso y consideró que esta preocupación era uno de mis puntos fuertes. Espero que usted también pueda ver eso en mí.-

Las expectativas del regente eran suficiente para alegrarlo. Pero, al mismo tiempo, le llenaba de pánico. Sabía que era su obligación vivir a las expectativas de su clan, pero no por eso dejaba de ser un tanto aterradora la posibilidad de decepcionar a sus superiores. -Así será, su eminencia.- aclaró, aceptando la responsabilidad que sabía que su superior estaba poniendo en sus hombros. 

Marc asintió ante la anotación del Maestro Weingardt. -Reconozco que es un tanto inusual, la verdad. Pero, mi Sire y otros de mis antiguos consideraron que con mis investigaciones sobre el lenguaje en mi vida... sí, en mi vida, era mucho más sencillo para mí seguir esta rama de nuestra arte.- trató de sonreír, buscando apelar al mejor lado del Regente -No voy a negar que mi proceso de aprendizaje ha tenido que seguir un rumbo distinto al de la mayoría de mis hermanos a mi nivel, sin embargo... me esforzado para mantener el mismo ritmo que ellos.- confirmó, una última vez -Si es necesario que se lo demuestre. Bueno... sería un placer para mí probarme ante usted, su eminencia.- sugirió al final, tratando de quedar de la mejor manera frente al regente. 

La vergüenza se apoderó del joven aprendiz. No había considerado que su última oración fuera a tener tal impacto. Debió ser más cuidadoso, considerar mejor sus palabras. Por eso, en este caso, lo que consideró mejor es mantener la boca cerrada. A veces, ser un libro abierto, no era la mejor estrategia. Incluso si eso servía para ocultarse mejor. O así lo creía. 

Marc miró al regente mientras que este le indicaba, a modo de lección, su error. Esas palabras, ¿dónde las había escuchado antes? ¿Era acaso "El arte de la guerra"? No podría recordarlo. -Procuraré mantener esa lección en mente siempre que cometa una falta semejante. La arrogancia individual no ayuda en nada a la pirámide, al fin y al cabo.- admitió, bastante avergonzado, y procurando mirar al Regente. 

Y, en cierto modo, maldijo el momento en que decidió abrir la boca con aquello de la prueba. Se mordió el interior de la mejilla mientras escuchaba al Maestro preguntar sobre sus intenciones taumatúrgicas con ello. -Si depende de mí, exclusivamente, me atrevería a decir que lo ideal sería poder continuar con la rama que he comenzado, más que comenzar una nueva. Sin embargo, haré lo que usted disponga, Maestro. Usted es quién tiene la última palabra.- asintió, mirando la punta de sus zapatos al final. No quería avergonzarse más frente al Regente. 

El silencio se le hizo tan pesado a Marc que pensó que de tener un cuchillo podría haberlo cortado y servirlo en un plato. Claro, esa era una idea un tanto estúpida. El silencio no podía tener una manifestación física debido a que, si bien tenía significado, carecía de significante. Sin embargo, para el aprendiz, todo pudo tener un retorno a la normalidad cuando el Regente aceptó su respuesta. Claramente tenía que empezar a mejorar su seguridad en cuanto a su senda. -Muchas gracias por sus palabras, su Eminencia. Las tendré en cuenta.- asintió con respeto. -Bueno, Maestro, si esto es todo... tal vez sea mejor que me retire a la biblioteca a comenzar con mis estudios lo antes posible. Creo que usted también tiene otras más cosas que hacer... el joven Tremere titubeo por un momento -Es pero que nuestros futuros encuentros puedan ser fructíferos.- dijo al final, esbozando una sonrisa. 

Una sombra de tristeza, mezclada con preocupación, apareció en el rostro del aprendiz. No sabía lo que le esperaba siendo sólo él en esta senda pero... -Bueno... si ese es el caso, Maestro. Mejor sea que me empeñe en ello lo antes posible. Puede que, en el futuro, alguno de mis hermanos encuentre útiles mis investigaciones. Además, "hay muchas formas de despellejar un gato"- mencionó con una suave sonrisa -Tal vez mis maestros y aprendices sepan cosas que, puede, me sean de utilidad sin que haya sido visto antes. 

Marc se levantó y se despidió del regente antes de dirigirse a una de las bibliotecas. Saber que no habría alguien que lo asistiera o lo guiara en el camino lo hacía... bueno, lo hacía todo un poco más complicado, a decir verdad.