Zero
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Post by Zero on Jun 3, 2020 23:02:21 GMT -3
La Casa del PríncipeA lo largo de su reinado, Marcel siempre ha tenido su casa abierta a otros vampiros. No sólo significa que los visitantes más ilustres se hospeden en la mansión, sino que algunos vástagos residen aquí de forma permanente, quienes son considerados los líderes de la ciudad. Su ubicación no es públicamente conocida, mas si su existencia y la hospitalidad por parte del Príncipe. Ser un invitado se considera todo un privilegio, pero también suele conllevar una gran deuda. La Mansión Guilbeau cuenta con un enorme predio, bien iluminado y protegido. Posee sistemas de seguridad de última generación y agentes privados vigilando tanto dentro como fuera de la casa. Diversas esculturas rodean el atrio, y su acceso principal da a un gran comedor rodeado de escultóricas escaleras que derivan a diferentes salas, todas estas extendiéndose alrededor de un gran claustro. La belleza y las mejores obras de arte de la ciudad adornan los interiores de la casa por doquier, y siempre puede oirse una relajante música clásica durante la estadía en las noches.
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Zero
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Post by Zero on Jun 3, 2020 23:06:39 GMT -3
Noches después de su presentación, ambas son citadas con horario y ubicación estricta, al sitio donde sería el encuentro que terminaría de definir su futura labor en la ciudad. No era nada más ni nada menos que la Mansion Guilbeau. Era una noche de llovizna. Vengan en auto o a pie, la rigurosa seguridad del acceso sabría identificarlas y guiarlas a través de los extensos jardines para aparcar al lado de la mansión. Un mayordomo personal les ofrecería hasta aparcar el vehículo por ustedes, y luego escoltarlos desde allí (O desde la misma entrada, si venían a pie) cubriéndolas con un paraguas personal mientras el Criado solemnemente se mojaba, hasta sus interiores. La sala principal era enorme, con escultóricos balcones internos rodeándola por completo. Serían solicitadas de aguardar allí, por un momento. Era fácil distraerse con los miles de lujos y obras de arte que decoraban la Casa, así como la sutil melodía de piano que se hacía escuchar de fondo. Marlene Madison J. Durham
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Post by Marlene on Jun 4, 2020 18:00:33 GMT -3
Debido a la desconocida localización de la casa, Marlene no querría llamar demasiado la atención, por lo que cogería su bicicleta para ir hasta la dirección concretada. Daría algunas vueltas por la ciudad, sin dirigirse a ninguna parte, para intentar despistar a quien ella considerase que la pudiera seguir. Después de hacer el paripé, llegaría con tiempo a la mansión —al parecer la primera de las dos— y dejaría la bici en el lugar que le indicasen. Y aunque le asegurasen que donde la hubiese dejado estaría segura, le colocaría igualmente su cierre y candado.
Seguiría las indicaciones del criado, y trataría de apreciar el edificio mientras estuviese en el exterior. Resultándole en general un gusto arquitectónico bastante exquisito, pero con la idea de demoler el busto gigante de fuera a mazazos.
Una vez dentro, lo primero que captaría su atención, incluso por encima de sus auriculares, es el sonido del piano. Se quita los auriculares, los guarda y para el reproductor. Mientras espera, observaría la decoración del interior, y a la vez trataría de ponderar la calidad de la música con sus propios conocimientos. A cada cosa que viese que le pudiera parecer decadente, pondría mala cara sin remilgos. En cuanto a la música, no expresaría opinión gestual alguna, pero sí que querría tener en mente su calidad; en caso de que se llegase a cruzar con el autor o autora de la pieza — o de su reproductor/a, en caso de que no fuera original.
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Post by Madison J. Durham on Jun 4, 2020 18:16:20 GMT -3
Había llegado hasta la dirección que le habían dado la noche de antes y solo pudo arquear una ceja sorprendida al ver la mansión ante la que se había detenido. No había imaginado como sería la casa del Príncipe pero ahora, al ver aquella mansión desde la puerta principal, se dijo a sí misma que era adecuada a su dueño. Y de todo, menos discreta. Lo contrario a lo que ella elegiría. El tipo que vino a recibirla se empeñó en usar un paraguas para taparle la lluvia. Lo dejó hacer, aunque no entendía su empeño. Ella había llegado hasta allí caminando bajo la llovizna y unos metros más le iban a dar igual, básicamente no le importaba mojarse y se sentía extraña siendo el objeto de preocupación de aquel tipo, pero tampoco iba a intentar convencerle de no hacerlo. No sabía bajo qué influencia estaba y no tenía ganas de discutir por aquel detalle. Si era su trabajo, pues ella no iba a contradecirlo. La llevó hasta el interior de aquella mansión, hasta una enorme sala en la que indicó que esperase antes de dar media vuelta y desaparecer dejándola sola. Madison suspiró aliviada, aquellas atenciones sobre su persona la ponían nerviosa. Echó una ojeada rápida por la habitación sin moverse del sitio en el que se había detenido al entrar en la sala. Esta estaba llena de obras de arte y detalles lujosos, propios de una mansión como aquella y, en mitad de ella, observando una obra de arte con interés, habia otra persona. Una niña casi.
Si a él le gusta tener todas estas cosas por medio... pensó mientras se encogía de hombros y miraba con curiosidad a la niña que estaba en aquella habitación. Había pensado que la reunión era solo para ella, pero algo le decía que no iba a ser así. E intuir aquello le hizo ponerse sobre aviso. No había considerado la opción de no estar sola aquella noche allí y el abanico de posibilidades que se abrían no le agradaban.
Miró hacia los ventanales, a través de los cuales se veía el jardín exterior, excesivamente cuidado y recortado, ofrenciendo una visión demasiado artificial de algo que dejado un poco más en libertad resultaría bonito. Pero que visto lo que había allí dentro, era lo más interesante.
-Buenas noches...-contestó sin demasiado interés a la pequeña, sin buscar conversación aparte de aquel ligero saludo, mientras caminaba hacia uno de aquellos ventanales y miraba hacia fuera con curiosidad.
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Post by Marlene on Jun 5, 2020 10:09:06 GMT -3
No se daría cuenta de la presencia de la mujer que acababa de entrar, hasta que el criado pasó por delante de ella para dirigirse fuera de la estancia. De donde estaba de pie, en medio de la sala, se giró repentinamente y miró a su nueva acompañante nocturna.
A pesar de lo que pudiera parecer por su aspecto, Marlene tendría alrededor de unos 22-25 años durante su muerte. No era especialmente alta, pero desde luego su complexión enjuta hacía bastante más por darle una apariencia talluda, que su propia altura.
Mantuvo un gesto cordial en todo momento e incluyó un saludo que, para la recién llegada, quizá resultase innecesariamente rebuscado y fuera de lugar. Se quitaría uno de sus auriculares, dejándose el otro para seguir escuchando su Liszt, y se dirigiría a la mujer desconocida.
—¡Sí, buenas noches! Siento no haberme dado cuenta de su llegada —Su voz melodiosa era además evidente, sonada y, para algunos, hasta estomagante— Cuán curioso es que nuestro honroso Príncipe se decidiese por invitarnos a la vez, ¿cierto? Estoy segura de que sea cual sea la razón, encontrará en nosotras un perfecto equipo para resolver cualquier entuerto —Pone cara de sorpresa y se acerca lo suficiente como para no incomodar demasiado— Qué despiste el mío. Marlene, encantada —hace un gesto con la cabeza, en lugar de ofrecerte la mano.
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Post by Madison J. Durham on Jun 6, 2020 7:09:36 GMT -3
Un movimiento reflejado en el cristal le advirtió que alguien tras ella se movía. Su mirada buscó en el cristal ese reflejo y vio que la chica que había en la sala se había dado cuenta de su presencia aunque, inicialmente, parecía muy concentrada en admirar aquellas obras de arte.
Suspiró para ella, le tocaba socializar. Se volvió para encarar a la muchacha a la que, sin contestarle inicialmente, miró sin disimular de arriba a abajo, estudiando atentamente lo que tenía delante, su cabeza levemente ladeada y su mirada inquisitiva observaron cada detalle de cómo iba vestida y como se movía mientras hablaba. De lejos le había parecido más joven en el momento de su abrazo pero, aún así, era joven. Levantó una ceja levemente cuando la escuchó hablar y no pudo evitar pensar que se podía decir lo mismo sin tanto bombo y platillo.
Cuando la tal Marlene dejó de hablar, Madison no contestó rápidamente, sino que siguió evaluando la situación y las palabras de la chica durante unos segundos.
-Sí, curioso. Pero sus razones tendrá y no tardaremos mucho en saberlas-se calló que no pensaba que las dos fueran a hacer buen equipo, que ella trabajaba mejor sola, pero era información innecesaria en aquel momento, más aún, sin saber que pretendía el Príncipe con aquel doble encuentro. Aunque no podía negar que el comportamiento de Marlene le resultaba... ¿divertido? Parecía totalmente ilusionada con todo-Madison-se presentó escuetamente.
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Post by Marlene on Jun 6, 2020 8:02:02 GMT -3
En el momento de escuchar hablar a su interlocutora, no pudo evitar ampliar la sonrisa que ya tenía. La música quedó en segundo plano una vez empezó a mentalizarse de su faceta artística; como si estuviera en un escenario.
La aparente rudeza del aspecto de Madison, solo parecía igualarse a la de su carácter. Pero esta clase de espectadores, estos libros cerrados, son el pan de cada día en el mundillo del espectáculo. Un reto que la joven, joven Marlene se había autoimpuesto superar.
—Mucha razón en eso, Madison —se mantuvo delante de ella, de espaldas al resto de la sala— ¿Imaginas qué increíbles peripecias no tardaremos en vivir? ¿Cuántas de estas maravillosas noches lucharemos por no morir? —acompañaba sus palabras con gestos, para enfatizarlas— Una ocasión como esta no puede quedar en el recuerdo como una simple misión. Dime, Madison, ¿qué opinas de esta ciudad? —La observaba con la misma expresión de satisfacción.
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Post by Madison J. Durham on Jun 7, 2020 15:45:37 GMT -3
¿Luchar por no morir? repitió mentalmente cuando escuchó a la jovencita hablar. Levantó de nuevo una de sus cejas imperceptiblemente y se contuvo de sonreir. Era la frase más extraña que había escuchado desde su conversión.
Madison era joven, pero no sabía si aquella muchacha era mucho más joven que ella o mucho más... mucho más... no era capaz de encontrar un adjetivo para definirla. Pero eso no era lo que le preocupaba realmente, sino el hecho de que ellas dos estuvieran allí por alguna razón que supusiera tener que trabajar juntas y tuviera tiempo de sobra de buscar un adjetivo que definiera exactamente a Marlene. Tanta energía desbocada en tan poco cuerpo podía ser peligroso.
-Te recuerdo que hace tiempo que moriste... de lo que tienes que preocuparte es de no convetirte en polvo-le dijo conteniendo esa sonrisa-Y no, no imagino qué maravillosas peripecias nos deparará el futuro, me gusta que me sorprendan.
La pregunta de Marlene le hizo pensar un segundo. No se había planteado si la ciudad le gustaba o no.
-No te sabría decir. Llegué hace dos noches y no he visto mucho, por no decir nada-se encogió de hombros, no había tenido tiempo de casi nada aún. Y su prioridad no era precisamente conocer las calles más famosas de la ciudad. Se detuvo un segundo, pensando si preguntar o no, pero al final se decidió más por educación que por otra cosa-¿Tu llevas mucho tiempo por aqui? Por tu pregunta entiendo que sí y que te gusta Nueva Orleans.
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Post by Marlene on Jun 7, 2020 16:57:00 GMT -3
Sin cambiar la expresión, acepta las respuestas, y expresa las suyas propias.
—New Orleans es uno de esos sitios especiales —mira un cuadro paisajista que hay en la pared, con la vista de un precioso atardecer en la orilla del Misisipi, y luego la ciudad de fondo— Se muestra mejor por la noche de lo que lo hace por el día, lo que para nosotros es ideal, ¿no? Y bueno, es lo más cercano a la experiencia caribeña. A rebosar de estéticas muy encerradas en la comunidad que la habita, de las más propias, diría yo, del país. Una lástima que el dinero mate la originalidad —pone una mueca pensativa, saca una libreta de bolsillo y un boli, apunta algo y lo guarda al momento— Eh... ¡ah, sí! Lo primero —vuelve a sonreír— Al final, vivir y morir para nosotros es la misma cosa, a diferencia de los otros. Al menos en lo que respecta a lo biológico. Pero abandonar este mundo es lo que realmente cuenta, o que por lo menos se diluya la consciencia; por dejar, no hemos dejado atrás ni nuestro propio cuerpo —se pone la mano en el pecho y se disipa su sonrisa— Entonces, ¿quién ha muerto? ¿Tú? ¿Tu pasado? ¿Tu humanidad?
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Post by Madison J. Durham on Jun 8, 2020 6:31:04 GMT -3
Miró un instante al cuadro al que la muchacha había desviado su atención para, un instante después, volver a centrar su mirada en la muchacha.
Entornó los ojos ligeramente, intentando seguir la conversación y buscando en ella la respuesta a su pregunta anterior. Cosa que no llegó a escuchar, ni para bien ni para mal. Tampoco era que realmente le importase, así que lo dejó pasar.
Se metió las manos en los bolsillos traseros del pantalón vaquero y la miró a los ojos fijamente cuando Marlene se puso seria y le preguntó de nuevo. Solo contestó después de algunos segundos de silencio incómodo. No porque estuviera pensando la respuesta, simplemente porque no había prisa en contestar.
-Míralo como quieras. Hemos dicho lo mismo. Tu corazón ya no late dentro de tu pecho, ya no aspiramos a "no morir", eso quedó atrás.Y lo que cada uno dejamos cuando aceptamos nuestra nueva naturaleza...-se encogió de hombros-...es cuestión de cada uno.
Miró de nuevo aquel paisaje de Nueva Orleans en un atardecer-No echas de menos no ver un atardecer como ese, ¿cierto?
Mientras que Marlene respondía a su pregunta, Madison se preguntó porqué tanto retraso en que llegara alguien para comenzar el encuentro. No le gustaba esperar, ni tampoco que la esperasen a ella. Por un momento se planteó si no vendría nadie más y Marlene era su encuentro, aunque no le encontraba sentido a aquello. Había venido para recibir algún encargo y para conocer a la persona que el Príncipe le habia comentado, y ese vástago no era Marlene, de eso estaba segura.
Aquellos pensamientos hicieron que su frente se arrugara levemente y se pusiera alerta. Se apuntaría no llegar tan puntual en la próxima cita.
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Post by Marlene on Jun 8, 2020 14:34:41 GMT -3
Escuchaba con atención a lo que hablaba Madison, fijándose en sus gestos y tratando de conectar estos con sus palabras. Pero la respuesta no le satisfizo, lo que se reflejó por un segundo en su rostro, antes de volver a poner una sonrisa complaciente.
—Supongo que sí. Cada quien sabe qué siente y qué no —se retira hacia atrás y se gira para mirar por la rendija de las lamas de una de las contraventanas entreabiertas— De donde yo vengo, el Sol es tan escurridizo como una lombriz, por lo que no me he sentido nunca demasiado apegada a su calor —se vuelve y camina por la estancia sin rumbo, mientras mueve una mano al son de la música, que ha vuelto a tomar su atención.
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Post by Madison J. Durham on Jun 10, 2020 18:50:19 GMT -3
Y, de repente, la muchacha decidió que era el final de la conversación, devolviendo su atención a las obras de arte que había en aquella habitación.
Madison la vio alejarse, prestando atención a lo que fuera que estuviera escuchando antes de percibir su presencia y moviéndose a su ritmo. La miró, entrecerrando sus ojos, y solo entonces sonrió brevemente antes de volver a mirar el cuadro de la pared. No le había molestado en absoluto el cambio de atención de su interlocutora así que la dejó que siguiera a lo suyo mientras se imaginaba ver en la realidad aquella puesta de sol.
-Sigo prefiriendo mis bosques....-susurró después de unos segundos.
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Post by Marlene on Jun 12, 2020 6:46:37 GMT -3
Marlene pasaría el resto del tiempo a su bola, mostrando momentos de entusiasmo en puntos clave de las obras musicales que estuviese escuchando. Incluyendo algún movimiento que se podría definir como "felino", o lo más parecido que una persona podría llegar a imitar, al arrancarse a bailar por unos segundos y musitase algo parecido a una canción. Pararía por un segundo, miraría a su alrededor y luego concretamente a Madison con una sonrisa vergonzosa.
—Eh... ¿'Cats'? —Luego se iría hasta el asiento más cercano y se quedaría ahí en silencio, mirando a ninguna parte, hasta que llegase alguien a por ellas. O Madison quisiera interactuar con ella.
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Zero
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Post by Zero on Jun 16, 2020 7:39:51 GMT -3
Tras aquella incómoda espera, un mayordomo pasante las nota y se detiene, muy atento. Era un sujeto robusto pero de buena figura, probablemente unos sesentas muy saludables. Tanto su uniforme como su noble expresión delataban su deber como criado.
- Oh. Mil disculpas. Ustedes deben ser las invitadas de honor esta noche. - Las recibe escuetamente, con una inclinación respetuosa como si ustedes fuesen su superior, frotando ambas manos por lo bajo. Llevaba guantes de tela blancos, muy bien ajustados y limpios. - Permítanme guiarles, por favor. El maestro Anthony las aguarda en sus aposentos. - Ofrece muy cortésmente, con apresuro y elegancia para conducirlas a través de un amplio corredor a su izquierda, rodeado de muy bellas pinturas. La suave melodía de piano parecía alejarse, hacia esa dirección.
Eventualmente se detiene en una clásica y artesanal puerta de madera, para golpearle y asomarse muy cuidadosamente. No necesito decir nada. Inmediatamente la abrió de par en par, inclinando nuevamente su cuerpo y brazo en una clara señal de 'adelante'.
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Zero
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Post by Zero on Jun 16, 2020 7:44:01 GMT -3
La oficina donde aguardaba la única persona, quién debía ser ni más ni menos que el mismo Anthony, recordaba mucho a los típicos aposentos del siglo XVIII, recubierta con un diseño puramente clásico y amplios espacios donde predominaban la simetría y el arte ante lo funcional. Era un ambiente que, en cierta manera, transmitía cierta paz.
El Ventrue se encontraba sentado tras una antigua mesa de madera muy estilizada, algo ocupado en lo que parecían ser tareas de papeleo y ordenanza. Vestía un traje muy moderno y elegante, pero no parecía compartir la belleza ni el poderío que transmitía su Sire. Su imagen era más bien humilde, siendo un hombre bastante delgado que no debía pasar del metro setenta. Daba esa primera impresión de quién parecía esforzarse y dedicarse mucho a su trabajo, quizás no tanto hacia su imagen que si bien estaba muy bien cuidada, era fácilmente opacada por cualquier otro ejemplar de su linaje.
Enseguida se pone de pie, para recibirlas a ambas como es debido.
- Señorita Durham. Señorita Marlene. - Se dirige a cada uno de ustedes, inclinándose levemente con mucho respeto. Luego apoya la mano elegantemente sobre su pecho para presentarse. - Anthony, chiquillo de Marcel Guilbeau, chiquillo de Sir Lothar Constantine. Para servirles. - Con palabras solemnes y sus ojos cerrados, expresando cierto sentimiento.
- Es un gusto poder recibirlos esta noche. Tomen asiento, por favor. Espero que la atención de mis secretarios haya sido de lo más grata para sus servidores. - Los invita formalmente, habían dos sillones preparados y separados prudentemente frente a él. Su aspecto es realmente humano, y su presencia transmite una gran paz, en contraste a la intimidante apariencia de su Alteza.
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Post by Marlene on Jun 16, 2020 22:06:47 GMT -3
Mientras andasen hasta su destino tras el sirviente, Marlene se intentaría quedar con la distribución del lugar, sus detalles arquitectónicos y estéticos. A la vez que llegan a la puerta donde se encuentra el Ventrue, ella se quitaría los auriculares y apagaría el reproductor, manteniendo la mirada en lo que tuviese delante. Al pasar, observaría la estancia con el mismo aprecio que el resto de la casa, y cuando hubiese hecho el rápido recorrido por esta con la mirada, pondría toda su atención en el hombre. Nada más escucharle, la Malkavian toma la delantera y, tras el saludo protocolario desde la distancia, acepta el asiento y se acomoda al mismo tiempo que Madison. En cuanto estuviesen sentadas, replicaría al amable Anthony con la misma delicadeza que demostró este al principio.
—Buenas noches, señor. Muy agradable por su parte tomarse las molestias de recibirnos. Se aprecia su noble talante —le pone una sonrisa apacible y adopta una postura relajada. Por lo demás, da pie a quien quiera hablar para que continúe la conversación.
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Post by Madison J. Durham on Jun 18, 2020 18:22:38 GMT -3
Invitadas de honor... No me imaginaba que venir aquí esta noche me diera esa etiqueta Pensó Madison mientras seguía por los pasillos de la casa a aquel tipo, igual de sobrio y educado que el primero que la había recibido en la puerta principal.
Dejó que Marlene entrara primero en la habitación en la que, en una enorme mesa, estaba realizando algunas tareas el que entendía que era ese tal Anthony. En los segundos en los que él tardó en levantarse para recibirlas, Madison observó la estancia. Le resultó extraño el lugar, demasiado "antiguo" para su gusto, pero pensó que se correspondería con la época de Anthony, aunque no podía negar que resultaba acogedor.
Cuando Anthony se levantó y se acercó a ellas no pudo evitar compararlo con Marcel. No era el tipo de vástago que hubiera esperado sabiendo que era su chiquillo, había esperado a alguien más parecido al Príncipe en porte, presencia...Era justo lo contrario a lo que se había imaginado ¿qué era lo que le habia llamado la atención a Marcel para abrazarlo? Madison sabía que las apariencias engañan, pero sintió curiosidad por saber qué tenían en común los dos ventrue.
Llevada por sus pensamientos sobre Marcel y Anthony se dio cuenta en aquel momento de que el ventrue había terminado de hablar y de que ahora era Marlene la que estaba contestando a la bienvenida mientras tomaba asiendo en una de las dos sillas preparadas para ellas delante de la mesa. Madison tomó asiento en la que Marlene había dejado libre.
-Gracias-dijo escuetamente al sentarse en el sofá libre sin dejar de mirar curiosa al vástago que tenía delante de ella. Pensó, por un instante, que podía ubicarlo perfectamente en la época renacentista. Sus modales, su delicadeza, toda aquella habitación Solo le falta la peluca esa de rulitos blancos....Encajaría, sí.
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Zero
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Post by Zero on Jun 26, 2020 22:27:20 GMT -3
El joven asiente lenta y comprensiva mente, antes de ajustar un poco su garganta, en lo que parecía seguir a continuación un largo y explicativo preámbulo. El motivo de su llamado. Su tan susodicho... Nuevo deber.
- Primero que nada, permítanme darles la bienvenida a Nueva Orleans, de mi parte. Sepan, que la casa Ventrue los tiene en gran estima, por su colaboración con el principado. - Comienza muy cortésmente, como preámbulo a su discurso. Parece haber sinceridad y sentimiento en sus palabras, más que formalismos.
- Verán... Nueva Orleans siempre ha sido una acrópolis donde ha reinado la paz, la prosperidad y la seguridad para sus habitantes. Gracias a la incansable determinación de Marcel, sus refuerzos en el Azote y su inflexibilidad hacia las Tradiciones, hemos logrado mantener eficazmente cualquier amenaza externa a raya durante décadas. Sin embargo... Cuando los enemigos ya no son capaces de aparecer desde fuera, con el correr del tiempo, éstos terminan manifestándose desde dentro. - Introduce, hablando muy solemnemente acerca de la historia de la ciudad, explicándoles el problema que les compete resolver a los agentes.
- Lamentablemente, para algunos vástagos o clanes no todo es calma y satisfacción. Algunos crecen envidiosos del éxito de nuestro linaje, otros, simplemente dejan que la ambición y el ego tome lo mejor de sí, y se sienten en la obligación ascender ciegamente sin contemplar el riesgo que supone su imprudencia hacia nuestra noble secta. Lamentablemente, no todas las cosas son tan pacíficas, cuando existen antiguos dispuestos a lo que sea con tal de llegar al beneficio propio. - Continúa elegantemente, esperando comprendiesen su posición dentro de este complejo tablero. Tanto sus gestos, como su lenguaje corporal y forma de hablar, resemblan fuertemente a los de su Sire.
- Obviamente, este antagonista actúa desde las sombras, y el hecho de que puedan sembrar la desconfianza entre nuestras filas peligra la estabilidad de nuestro Dominio, mucho más que cualquier invasión externa. Las únicas armas disponibles para esta guerra es la información, y ustedes como neonatos recién llegados, poseen una posición muy... Particular. Naturalmente, uno puede asumir que están en la obligación de servir a sus más ancianos, a cambio de habitar bajo su protección. No obstante, ésta misma obligación puede generar una confianza y dependencia de doble filo. Ya que, si a través de ella se muestran aptos para descubrir cuál es el clan, o quiénes los vástagos, que se dedican a sabotear nuestros esfuerzos por preservar el orden en la ciudad, créanme, será la misma Torre quién estará en eterna deuda con ustedes. - Concluye, entrelazando sus dedos, esperando haber podido aclararles adecuadamente el panorama local y su papel en él.
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Post by Marlene on Jun 27, 2020 10:20:39 GMT -3
Marlene atiende debidamente a la exposición de la problemática del principado, intentado mantener la misma expresión durante la conversación.
—Entiendo. Al final, las contradicciones externas actúan a través de las internas. Y si no se limpia primero en casa, no pasará mucho tiempo hasta que tengamos al enemigo llamando a la puerta —hace algunos gestos acompañando sus palabras, queriendo aportar énfasis— Pero supongo que el plan no será debatir sobre posibles, sino actuar con respecto a cuestiones más concretas. ¿Qué asunto requiere nuestra mayor atención? ¿Algún sospechoso, quizá?
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Post by Madison J. Durham on Jun 27, 2020 19:08:04 GMT -3
Madison escuchó con atención sin variar la expresión de su rostro, estudiando cada uno de los movimientos de aquel vástago que le recordaron a su sire. Había heredado muchos de sus sutiles movimientos, forma de hablar... quizás era simplemente el paso del tiempo juntos que al final mimetizaba a los dos vástagos aún a pesar de sus diferencias. Pero, sí, veía a Marcel en Anthony, diluido, pero ahí estaba.
Cuando Marlene habló, Madison asintió levemente.
-Nos pides que juguemos a ser agentes dobles, que nos ganemos la confianza de nuestros clanes inicialmente, la de otros vástagos también, de forma que lleguen a hacernos participes de sus planes contra Marcel, contra vosotros, contra la Torre en general, contra el clan Ventrue en particular. Y que os los sirvamos en bandeja para que la ciudad pueda seguir viviendo en paz-le contestó a Anthony mientras cruzaba sus piernas y le lanzaba una mirada afilada. Guardó silencio un instante mientras lo miraba, evaluándolo, seria y sin mover un músculo. Solo después de un largo silencio, en el que ni Marlene ni Anthony podían adivinar que pasaba por la mente de la Gangrel, Madison volvió a hablar-Me parece una buena jugada para cazar a los cabrones que intentan romper la paz de la ciudad solo por alzarse con el poder. Es la misma mierda de siempre, por sentarse en el trono no importa el precio a pagar ni les importa quien caiga ni lo que cueste. Ella tiene razón, necesitamos más información, algo por donde empezar a tirar. Tenéis conocimiento de que algo se cuece contra la Torre, ¿porqué llegais a esa conclusión? Algo os hará sospechar.
Miró a Marlene un instante y arrugó el ceño levemente al caer en la cuenta de un detalle-Entiendo que trabajaremos independientes, ¿verdad?
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Zero
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Post by Zero on Jun 28, 2020 20:39:59 GMT -3
El Ventrue escucha las interrogativas de ambos, mientras medita y escoge sus palabras.
- Lamentablemente, la carencia de evidencias y sospechas concretas es lo que nos impide ejecutar un juicio ético para con estos hacedores. Tampoco nos agrada la idea de sembrar aún mayor desconfianza entre las filas de nuestra noble sociedad, con acusaciones potencialmente inapropiadas, por lo que solicito extrema discreción a la hora de realizar su trabajo. - Respondiendo a su duda con calma. Parecía ser un hombre comprensivo y esquivo a querer apuntar directamente a alguien sin pruebas al respecto. Implicaba que podría ser cualquiera. Sin ningún sospechoso puntual, cualquier acercamiento a cualquier vástago podría ser de potencial ayuda, o no.
Luego atiende a la particular y delicada pregunta final de Madison.
- Permítame explicarle, señorita Durham. Esta no es una manifestación reciente, sino una sucesión de eventos que ha ido remarcándose sutilmente durante la última década... - Y redirigiendo ahora sus palabras y mirada ante ambas. - Las exigentes políticas del Príncipe siempre han garantizado la perfecta seguridad y paz entre sus habitantes. Éstas, entre otras, incluyen la prohibición de cualquier clan que sea ajeno a los de nuestra honorable secta, e incluso ni siquiera los miembros de nuestros clanes tienen permitido acceder y establecerse, sin un riguroso proceso de petición y autorización previa. Este control poblacional ha mostrado su eficacia durante todo nuestro reinado, pero... Es natural que con el paso de los años, aparezcan vástagos que piensen que el ingreso a nuestra metrópolis debería ser un derecho, y no un privilegio. No dudo de sus nobles intenciones, pero obviamente, no son conscientes del riesgo que esto supone para nuestra sociedad. - Comienza a explicarles, nuevamente, con extensos y elegantes discursos. Entendía que era una política con la que no todos podían estar de acuerdo, mas parecía creer que era lo mejor para todos.
- Como decía anteriormente, durante toda nuestra historia, el Azote se ha mostrado eficaz repeliendo cualquier intento de inserción por parte de cualquier secta enemiga. Su prestigio es algo que han forjado en todos sus años de servicio, y se trata de algo que nos deja prácticamente fuera de dudas que si tales síntomas se manifestasen... El virus no sería externo. - Plantea, respondiendo más puntualmente a la interrogativa. El motivo por el cuál sospechaban de una amenaza interna, dentro de la propia secta, y no de líneas de sangre expresamente enemigas.
- No obstante, existen amplias zonas de acceso como lo es el Puerto, cuya extensión es tan grande como la misma ciudad. Si bien ha sido un arduo trabajo establecer nuestra cobertura sobre todo el Lago Pontchartrain, hemos detectado que nuestro control se ha ido dificultando cada vez más sobre esa zona, y cada vez es menor nuestra duda de que existen movimientos internos con el fin de sabotear dicho control. Hace no muchos meses, un previo Agente nuestro ha sido enviado a inspeccionar la zona, y me temo que no hemos vuelto a saber de él hasta la fecha... - Su expresión se oscurece y su voz, se debilida. Se manifestaba cierto luto, así como culpa, en su expresión.
- Las consecuencias ya se han hecho presentes, desde la aparición de meros vástagos ilegales hasta de Sangres Débiles, cuyo desconocimiento e ignorancia de nuestras sagradas costumbres han supuesto un grave peligro para la Mascarada. La gravedad del problema ha obligado al Sheriff a escoger a un Alguacil para colaborar con el puesto, y ha llegado a mis oídos que actualmente hasta se busca crear una nueva Cuadrilla a su cargo. - Les explica cortésmente, buscando transmitir la seriedad del asunto y haciendo lo posible por brindarle lo más cercano a lo que podría ser un indicio certero. Se notaba que no poseía sentimientos negativos ante los inmigrantes vampíricos, pero se veía muy preocupado por el bienestar general.
Una larga pausa sigue de lado, dando a entender que había concretado su largo discurso que esperaba, sirviese de ayuda a ambas neonatas. Pero no había olvidado ese último detalle.
- Serán libres de ejercer su trabajo, en la manera que resulte más apropiada para sus servidores. Nosotros no discriminaremos en cuanto a los métodos de los que decidan servirse. Siempre y cuando sean fructíferos, sus acciones no serán juzgadas. No obstante... Llegado el caso a que su imagen se vea comprometida y expuesta por sus actos, comprendan que por obvias razones nosotros no somos capaces de limpiar su nombre públicamente, pero los protegeremos y respaldaremos desde nuestro lugar, dentro de lo que esté a nuestro alcance. - Les manifiesta apoyando ambos codos sobre la mesa para entrelazar sus dedos. Era la única garantía que podía ofrecerles, si eran descubiertos ejecutando algún agravio, podrían reprimir la pena judicial, pero no la social.
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Post by Marlene on Jun 30, 2020 14:20:15 GMT -3
La malkavian empieza a reclinarse en el asiento mientras escucha a Anthony, pero recuerda la etiqueta y vuelve a erguirse para mantener las apariencias.
—Ya veo... —piensa para sí unos segundos— Entonces hay mucho trabajo por hacer. Pero está bien saber que tenemos el respaldo del statu quo —se sonríe— Nunca viene mal la ayuda. Esto... otra cuestión que me asalta...¿hay otros que, como nosotras, sirvan personalmente al Príncipe en esta cuestión? Por saber si podemos tener a esos individuos como contactos para compartir información, estar al tanto de la seguridad entre nosotros y demás —permanece a la espera, por si alguien más tiene algo que decir.
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Post by Madison J. Durham on Jul 3, 2020 18:56:34 GMT -3
-Entendido-dijo escuetamente a las palabras del Ventrue.
Era el pago que tenía a sus espaldas desde que había dicho que sí a la propuesta de Marcel, no esperaba menos ni en otras condiciones. Agentes dobles. Con todas las consecuencias y estas eran claras. Si todo salía bien, nadie lo sabría nunca salvo ellas y los dos Ventrues. Si algo salía mal, Nueva Orleans ya no sería una opción. Eso en el mejor de los casos.
Se recostó en la silla mientras la conversación discurría, no tenía preguntas que hacer por ahora. Solo se hacía un par de ellas ella misma.
¿Sería alguien de su clan el implicado? ¿Un gangrel lucharía por derrocar a un vástago como Marcel para ocupar su puesto? No lo veía claro pero cosas más extrañas había visto en su corta no-vida.
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Zero
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Post by Zero on Jul 5, 2020 4:22:51 GMT -3
- Me temo que no, por el momento. Sin embargo, puedo garantizarle que tan pronto nuestro Principado cuente con una mayor colaboración, se les será notificadas de inmediato al respecto. - Asegura formalmente Anthony, observando a ambas. Deteniéndose un poco ante la silenciosa Gangrel.
- ¿Alguna otra duda con las que consideren mi persona les podría ayudar? - Pregunta amablemente. Parecía preocupado por ustedes y su nueva labor.
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Post by Madison J. Durham on Jul 7, 2020 6:07:11 GMT -3
Madison miró a Anthony a su vez con tranquilidad, evaluándolo quizás.
- ¿Se espera que tengamos resultados en algún tiempo determinado? ¿Hay quizás algún indicio de que algo se esté cociendo a corto plazo o podemos tomarnos esto con tranquilidad relativa para que todo fluya con normalidad en la creación de los lazos necesarios para que, quien sea que esté ahí fuera intentando maquinar contra Marcel, nos haga de su círculo y comencemos a recibir información de utilidad?
Se acomodó en el sillón en el que estaba esperando la respuesta.
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Zero
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Post by Zero on Jul 17, 2020 4:24:06 GMT -3
- Según lo establecido, organizaremos sesiones mensuales con una minuta muy similar a la de la presente, para que ustedes puedan compartir un sumario de lo que han obtenido, así como brindarnos su perspectiva al respecto. Nosotros valoramos mucho la opinión de los vástagos más jóvenes, y su inteligencia puede ayudarnos a corregir muchos otros aspectos, más allá de las mencionadas dificultades. - Contesta la pregunta de Madison relajadamente, para tranquilizar a las neonatas haciéndoles saber que tendrían tiempo de elaborar sus informes.
- Por otro lado, si me permite hacer una salvedad, es posible... - Quebrando con una momentánea pausa, recayendo en un detalle. - Hace pocos meses, uno de nuestros jóvenes miembros ha sido voluntariado a inspeccionar un sector particular, dentro de los límites de los Muelles hacia el Lago Portchartain. No obstante, su último informe sólo declara sus planes de investigación, mas no hemos vuelto a recibir información de su parte desde entonces. - Entona de manera solemne, fallando en ocultar cierto grado de preocupación personal bajo su actitud profesional. - He intentado entablar contacto con un viejo amigo, un informante que trabaja en dicho sector, mas tampoco hemos logrado recibir respuesta desde entonces. Dadas las circunstancias no quisiera solicitarle continúe dicho camino, mas he de mencionarlo si usted lo considera puede representar un riesgo mayor a corto plazo. - Se excusa, ya que según los hechos, parecía algo más delicado de lo que sonaba.
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Post by Marlene on Jul 17, 2020 5:15:37 GMT -3
La posible pista de la desaparición llama la atención de la neonata, haciéndola abrir los ojos al escuchar al Ventrue.
—Entiendo... ¿entonces cree que podría merecer la pena investigar el asunto? ¿O ese es más bien trabajo de otros? —dice, acompañando con un gesto de mano— En cualquier caso, supongo que con lo dicho sabemos de sobra nuestros deberes. Ojos abiertos, oídos atentos y mucha precaución —se sonríe con satisfacción.
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Zero
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Post by Zero on Jul 17, 2020 5:46:53 GMT -3
- Es difícil tratar de no establecer una relación posible entre tales sucesos y la problemática creciente en nuestras influencias... Mas pese a la plausible potencialidad de tales resultados, me temo que no quisiera obligarles a encarar dicha encomienda. En todo caso, desde mi posición me temo que no puedo ofrecerle más que sugerirle extrema precaución. - Asintiendo formalmente a las últimas palabras de Marlene, con notable sinceridad en ellas. Obtener resultados era en efecto posible, así como su derecho a actuar. Mas no quería hacerlo sonar como si fuese su obligación.
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Post by Madison J. Durham on Jul 18, 2020 8:12:52 GMT -3
Madison asintió sin dejar de quitar la vista de Anthony mientras este hablaba.
-Es un lugar por el que empezar a indagar, puede estar relacionado o quizás eso nos lleva a otra cosa interesante y que posiblemente tambien le interese al Príncipe el cortar por lo sano. Quien sabe-había que pensar en cualquier posibilidad y, la desaparición de un vástago, no era ninguna tonteria con la que se pudiera pasar la mano.
-Solo una pregunta más. El nombre de ese vástago para saber a quien buscamos en el caso de que alguien lo nombre o encontremos alguna pista.
Madison miró de reojo a Marlene, parecía ansiosa por andurrear por los muelles. Ella no pensaba que diera el perfil para esa zona a no ser que fuera alguien buscando lio, pero si quería meterse en esas zonas ella no sería quien para impedirlo.
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Post by Marlene on Jul 18, 2020 21:01:10 GMT -3
—Sin duda coincido con mi compañera, sería interesante saber todo lo posible en caso de encontrárnoslo —dice con tono distendido. Para ella, Madison ya representaba parte del equipo. La seria y directa en su caso. Marlene aguardaría a que le diesen los últimos datos, y pasaría a quedar en segundo plano hasta la despedida. Se daba por satisfecha con lo que había obtenido esa noche.
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