[Centro Islámico] hacia la oscuridad (cerrado)

-Si ya algún de los azotes comentó que no había problema no creo que pase nada a menos que adentro se descontrole la situación, ahí si será otra cosa - digo a manera de charla

Trevor escucho las precauciones que había marcado Manfred, y avanzo bajando la vista para no ser reconocido con facilidad por las camaras del centro.
_Vale de ahora en mas avancemos con cuidado- dijo mientras esperaba poder entrar al centro islamico. 

Tras el gran atrio, los tres pasan a los interiores a través de un largo y amplio pasillo, entre algunos otros visitantes que recorrían durante esas horas. Tras este breve recorrido se abre a un espacio mucho más extenso e inmenso, tanto en ancho como en altura, que dan la sensación como si de un gran museo se tratase. Incluso habían ciertos objetos de muestra en casilleros vidriados, muchos de éstos religiosos, pergaminos o simplemente escritos con citas de gran importancia del koram.

Parecía tener un par de puertas más privadas, que daban aire a sitios más administrativos o de carácter de embajada. También hacia la derecha una gran puerta doble, que daba a un piso puramente alfombrado y que podía imaginarse, debía ser un altar. La gente que ingresaba y salía, se retiraba o retomaba el calzado, respectivamente.

Era un sitio donde abundaba el silencio, la paz y el eco. Toda la gente se veía muy solemne. No muy lejos del hall de acceso, deambulando muy lenta y tranquilamente, había un hombre robusto de tes oscura, gran barba y trajeado, que parecía observar todo cuál encargado. Se le notaba una pacífica sonrisa en su rostro. No les presta particular atención a ustedes, de momento.

No logras distinguir mucho, la tonalidad te resulta confusa pero sí puedes percibir con claridad, que su aura está bien dotada de vida.

- Ahlaan, hermano... ¿En qué puedo ayudarle? - Te saluda uniendo sus manos y haciendo una muy leve y respetuosa inclinación, en un tono bajo y muy sereno.

Su expresión se extraña ligeramente, no por el hecho de que le pidieses algo sino por la pregunta en sí. Se detuvo a pensar.

- Para nada, hermano. - Responde comprensivo, no sonaba tan raro. - Temo que no conozco a ninguno de nuestros asociados y seguidores de nuestro nombre. Mas si es un seguidor del coram, es probable que se encuentre en el altar. - Contesta de buena fe, dando a entender que no necesariamente conocía los nombres de todos y cada uno de los visitantes. Importante no debía ser, si lo desconocía.

Lo hay, de hecho. No era difícil de ver, pero entre tantas cosas de una cultura tan diferente quizás sí fácil de confundir. Trevor sabe identificarlo, la única pega es que deberían quitarse las zapatillas para acceder a esa parte si es que no querían quedar como unos totales irrespetuosos.

Curiosamente, y observador el Tremere, puede notar que el buen hombre que lo recibió a Manfred hace un rato, aún parece prestarles atención. Sutilmente... ¿Curiosidad?

Tienes la libertad de buscar y revisar todo el libro. Mas estás muy seguro de que su nombre no figura en ninguna parte. O ninguno que te resulte en un mínimo conocido. Puede que resulte algo frustrante, aunque la falta total de evidencia pudiese representar una evidencia en sí misma... El acercamiento del mismo hombre es quién interrumpe tus pensamientos.

- Saben, es de muy mala educación, revisar los escritos de plegarias... Uno no ha de compararse nunca ante los hombres, sino ante el mismo... - Señala hacia arriba con gran calma y una suave sonrisa, en una muy gentil advertencia. No obstante, esto le da pie a un acercamiento un poco más sutil. - ¿Me permitirían una cortés pregunta? Este individuo al que buscan... ¿Posee algún trabajo en particular? - Aprovecha para preguntar, con paz y buena voluntad, aunque un tono muy cuidado.

- Es un curioso sitio el que ha escogido, para buscar a un exterminador ¿No lo cree? - Insinúa con una sonrisa, calma. - No encontrarán aquí lo que buscan, si no he malentendido. Pero... Tal vez pueda ayudarlos ¿Gustaría acompañarme? - Ofrece con buena predisposición, aparentemente. Parecía querer invitarlos a una de las salas secundarias cerradas del hall central.

Trevor se acerca y entrando en la habitación toma asiento. Escuchando al hombre aclarando algo que iba en contra de lo que Mordred se había jugado el pellejo en trasmitir a la capilla y lo que Colviile le había reconfirmado posteriormente. 
_Si, entiendo que esa es la ley, tienen prohibido accionar en el territorio, por eso quería saber como es que uno de ellos volvió a operar en la ciudad, y para quien es el contrato-respondió con seguridad en sus palabras. Si no sabia de la presencia del Assamita en la Mezquita, quizás pudiese orientarlos lo en la dirección correcta. 

El gangrel siguió a sus compañeros, se veía tranquilo el asunto así que no estaba nervioso, quizá sí más alerta al entrar en la habitación uno nunca sabía ya fuera de la vista de todo el mundo qué podía pasar.

Al ver dos asientos dejó que Trevor y Manfred se sentaran el iba a estar de pie recargado en la pared por cualquier cosa