[Hotel Sheraton] Asuntos pendientes: Christopher (cerrado)

Tras conseguirle una habitación a Robert, no me cuesta mucho esfuerzo conducirle al interior. No es nada ostentoso, una habitación de buen tamaño, en la parte alta del edificio, buenas vistas, un armario de gran tamaño, al menos, pienso, para un hombre sencillo como él. Además, un baño con bañera con hidromasaje y ducha separada. Un lugar en el que puede incluso mudarse si así lo desea, y ahorrarse los gastos del alquiler. Siempre le saldrá más barato alquilar una habitación para sus hijos cuando tenga la posibilidad de estar con ellos.

Pero él no está pensando en su familia en esos momentos precisamente. Me besa apasionadamente, y me soba con fruición. Yo respondo a su deseo como una amante experta, incitando, pero no cediendo inmediatamente a su deseo, elevando su excitación. Aumento sobrenaturalmente mis sentidos, para percibir sin problemas el latido de su corazón, su respiración, oler sus feromonas... Con toda la información que recogen mis sentidos casi no necesito leer su mente para saber qué es lo que está pensando. Tengo todo el control.

Utilizo mi sujetador para jugar con su pene, antes de rodearlo con mi boca, conduciéndolo repetida y profundamente en mi garganta. Agradezco haber perdido la necesidad de respirar, así como las incómodas náuseas. Ventajas de estar muerta. Cuando ya siento que está a punto de eyacular, freno su semen ábilmente, presionando el canal con la yema de mis dedos. Mientras, le beso, y no dudo de jugar con la punta de mi lengua en sus labios, para provocar corrientes eléctricas que se transmiten a todo su cuerpo. Dejo que sobe mis pechos desnudos, pero sin soltar su pene. No puede correrse. No aún.

Cuando empieza a relajarse, y ya no hay riesgo de eyaculación, entierro su masculinidad en las profundidades de mi interior. Lentamente, me alzo y desciendo sobre él, estudiando sus ojos, pero también su corazón y su olor. No dejo que se relaje demasiado, ni que disfrute demasiado. Viendo que aguanta, contraigo los músculos de mi vagina, tensos como si sujetara su pene con mi mano.

Ya es la segunda vez que está preparado para eyacular. Y esta vez también lo evito. Vuelvo a besarle, a jugar con sus labios, pero también con sus pezones, mientras mis manos recorren la parte posterior de sus muslos. Pocas mujeres saben que el nervio ciático está relacionado con el éxtasis sexual. Pero yo no soy una mujer, y, además, leí a Teodora.

Vuelvo a introducir su pene en mi boca. Ya no me cuesta mucho conseguir que eyacule. Mientras lo hace, tiro doblando los pulgares de sus pies hacia arriba, alargando de ese modo el éxtasis vinculado a la seminación. Cuando ésta empieza a extinguirse, practico un pequeño corte en el pene con mi anillo, como ya hice con él la vez anterior. El beso prolonga el placer, y, como el corte no hace brotar mucha sangre, el tiempo probablemente se sienta como una eternidad para él. Succiono hasta que detecto que se desmaya, momento en el que cierro la herida.

Una vez inconsciente, practico un pequeño corte en mi dedo, al que ordeño con cuidado para que mi preciosa sangre discurra sin problemas por su garganta, deglutida de forma instintiva. Cuando creo que ya ha tomado la sangre suficiente, cierro mi herida y limpio todo mínimo resto de sangre.

Le escribo una pequeña nota: "hoy me has hecho muy feliz". Decoro el resto del papel con un gran corazón, coloco un vaso lleno de agua sobre la nota, pensando que a la mañana siguiente se despertará con un desagradable sabor metálico en la boca, y me retiro a mi habitación, para dormir hasta la noche siguiente.

FdI: He entendido que he tomado y he consumido un punto de sangre, así que no hay variación para el control de la sangre del mes siete, pero si no fuera así me dices y modifico como estimes.