[Biblioteca Hubbell] reunión (cerrado)

Los pasos de Trevor nuevamente lo llevaban al Algiers Point, esta vez al ex tribunal que ahora funcionaba como una de las más modernas bibliotecas de la ciudad. Su fachada conservaba el tono clásico, pero por dentro, era tan espaciosa y colorido como todo edificio contemporáneo. Con tantas refacciones probablemente sea difícil que el tribunal vuelva a funcionar como tal, ya que por dentro uno jamás se lo imaginaría así.

Como toda librería, predomina un ambiente tranquilo y silencioso, y pese a la amplitud la gente deambulando es poca. Tal vez sea la hora. Tus pasos resonaban en medio del mudo clima, y una joven mujer en una mesa de control nota muy atenta tu llegada.

- Hola. D-Digo... Buenas noches, señor ¿Puedo ayudarle? - Te recibe, en voz baja y algo nerviosa.

- Oh, menos mal... - Suspira aliviada, luego poniendo cara de '¿Dije eso en voz alta?'

- ¡Perdón! Sí, el señor Colville se encuentra en su despacho personal. Dijo que lo esperaba. Pase. - Contesta con una sonrisa de circunstancias, mientras abre una sección de la mesa que los separaba. - Por el pasillo de la derecha, está abierto. - Te indica, ya más relajada.

Del otro lado había una sala, una suerte de gran oficina, llena de estantes y libros más protegidos con puertas vidriadas. También habían guardados una gran variedad de artefactos, como planos, placas y mapas viejos, algunos globos terráqueos y artefactos antiguos, artesanales o réplicas a escala; y aunque estaban en un lugar de guardado y casi de tirado, se los veía libres de polvo y muy bien ordenados.

La luz era controlada, y un sujeto vestido con un saco desajustado y algo desprolijo se encontraba sentado en un sillón con un libro en mano, relajado, contándole algo a una muy joven muchacha que se encontraba recostada sobre un sofá, cara arriba, cuál sesión de psicólogo. Ella vestía una camisa blanca y unos pantalones negros ajustados, mientras agitaba un poco sus piernas con cierta emoción infantil a medida que escuchaba. Tenía el cabello corto negro, ojos claros y por su cara y estatura, debía ser menor de edad.

Un fragmento del libro de Nod...-pronuncio para anunciarse ante ambos vastagos, y dejando a su vez entrever su conocimiento sobre el tema. Había dado con autores que hablaban de dichos fragmentos y de su contenido aproximado, pero era la primera vez que escuchaba a un vástago recitar un pasaje del mismo. 
_Trevor Henderson...-prosiguió con su presentación-hablamos la noche anterior por teléfono, lamento interrumpiros-se disculpo mientras se desabrochaba el saco y guardaba sus manos en los bolsillos. 

- ¡Buu! ¡Pero quiero saber qué pasó con Caín! - Refunfuña infantil y cariñosamente la chica, sin moverse de su posición acostada cara arriba. Aunque sacudiendo un poco más sus delgadas piernas.

Trevor observa el duo, y abrió los ojos cuando la neonata hablo de Cain, mirada que solo entonces se poso sobre Michael con un poco de alarma. Parecía que se trataba de su chiquilla, sin embargo su formación no podía ser considerada "ortodoxa", sino todo lo contrario.
Luego respondiendo a Michael dijo:
_Así es, tengo algunas dudas que quizás pueda ayudarme ¿podemos hablar en privado, sin su chiquilla?-pregunto, pues no sabia que tanto podía escuchar su chiquilla.
_No quiero que lo tome personal, pero debo hablar con su sire de cuestiones de suma importancia-se disculpo ante Jenny.

- Oh.. Yo también quería saber. - Refunfuña humorísticamente, mientras estira sus piernas hacia arriba y se pone rápidamente de pie. - ¡Hasta lueguito, Trevor! - Dedicándote una infantil y amistosa sonrisa con sus ojos cerrados. Luego se dispone a caminar animosa y lentamente, estirando bien sus pies al avanzar y con ambos brazos a su espalda, procede a retirarse.

La puerta se cierra sola, quedando ambos vástagos ahora si aislados.

- Oh... Épocas oscuras y peligrosas fueron esas, sin duda. Siempre agradeceré el haber podido mantenerme alejado de tales conflictos. - Responde a modo de alivio, sintiéndose afortunado por lo visto de no haber sufrido ninguna suerte similar.

- Hablar de mi cercanía como tal hacia todo el Clan sería extralimitarse. No me considero gozado de tal beneficio, político, si se quiere decir. - Usando el término de política de manera peyorativa, pero educada. - Pero no es secreto que Jikki, del mismo Clan, es mi protegida. Si es a eso lo que se refiere... Mas nunca nos hemos dedicado a tratar temas tan... Intrascendentes, en nuestro tiempo conjunto. - Explica, demostrando su poco interés personal en los detalles de dicho conflicto.

- Oh, sí, el hermitaño Travers... Fue uno de mis más viejos compañeros de estudio. Sí, creo que sería adecuado afirmar que lo conozco con bastante cercanía. Quiero decir, lo que fue de su ser pasado. Ahora, nuestra relación es muy lejana. Hace muchos años ya que no lo he visto. - Responde a medida que lo piensa y terminando por auto corregirse.

- Acerca de nuestra naturaleza misma. - Afirma, abriendo sus ojos con fuerza. - Nunca se ha preguntado... ¿Acerca de nuestra propia existencia? ¿Qué somos? ¿Por qué somos? De dónde venimos... ¿Cuál es nuestro propósito? - No puede evitar irse un poco con las ramas con su preguntas filosóficas, pero el tema parecía fascinarle, haciéndolo olvidar por un instante que tus preguntas podían no deberse a un interés personal sino a uno policial.

- Hmm... No sé si sería apropiado el considerarme un experto, en esta fecha y hora. Sí... He dedicado gran parte de mi no vida a buscar todas estas respuestas, pero lo único que he encontrado no han sido sino más preguntas... - Con su mirada desviada y su voz baja, parecía estar pensando en voz alta y poniéndose en acuerdo y desacuerdo consigo mismo.

- No... No es algo tan fácil de afirmar, ni de responder. Tengo mis teorías, sí... Mas no sé si sería apropiado aún exponerlas. Supongo que esa es una de las razones por la cuál Caín nos ha dotado de toda una eternidad para averiguarlo... Si es que éste realmente existe, o existió. - Continúa, pensativo e indeciso.

- Pero algo sí puedo afirmarle. Sí... Es muy posible que dicho conocimiento sea peligroso, o muy dañino. Fue lo que le sucedió a Uriah. - Te advierte con cierta tristeza al mencionarlo.

- Él decidió exiliarse a si mismo. Cuando halló las respuestas que tanto añoraba... Descubrió que era un peligro para todos nosotros. - Te relata brevemente, con algo de luto.

- Tal vez una que no tenía que escuchar. Un mensaje de la Urdimbre que no estaba hecho para ser recibido... Pero que lo cambió por completo. No sé si lo entenderías. - Intenta explicarte con mucho cuidado, esforzándose en no sonar incoherente o demasiado conspirativo.

- Pero eso lo hizo ver que en realidad era... Una abominación, como el lo decía. Que la maldición de Caín no era tan simple como él lo creía. Que no sólo poseía una herencia vampírica... Pero también Licántropa. - Termina afirmando, con mucha, mucha seriedad.

Aunque la mera mención de que dicha dualidad sea posible, ya hasta para el más ignorante, podía sonar como una incoherencia total. Colville estaba convencido.

- Oh ¿Dije eso? - Sorprendido, como si se le hubiese escapado. - No... No es nada, importante. Nada que te alguien como tú, entendería. Son... Cosas del Clan. Espero usted comprenda, y sepa disculpar. - Se explica, algo avergonzado e rindiéndose en explicarlo.