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Post by Eva Saigner on Nov 17, 2019 17:14:35 GMT -3
Hoy me he levantado muy animada. No en vano, ideas geniales no se tienen todos los días. Harta como estoy de lugares estruendosos, llenos de babosos y presumidas, gordas y seductores, todos ellos sumergidos en toneladas de alcohol de alcantarilla al que llaman perfume y que sus olfatos inexistentes no son capaces de captar, me he visto obligada por la necesidad a encontrar una forma de encontrar mis presas alternativas. Claro, alcoholicos o drogadictos quedan excluidos, ¿y quién si no está en la calle a altas horas de la noche? Prostitutas, claro, también son una opción, pero siempre están relacionadas con las drogas, de una u otra forma. Los transportistas de comida a domicilio son todo una tentación, pero llama demasiado la atención de sus jefes. Lo mismo pasa cuando se trata del servicio de habitaciones. Por eso hoy iré a trabajar como voluntaria en el teléfono de la esperanza. ¿Puede haber algo más apetitoso que un adolescente marginado? ¿Alguien más servicial que una ama de casa a la que le has dado sentido a su vida? Primero me maquillo, haciendo un uso generoso, de tal forma que no quede ni un milímetro visible de mi piel sin cubrir. Me visto de manera formal, con pamela y velo, para que mis rasgos se intuyan, pero sin ser visibles realmente. No uso joyas, pues no tienen mayor interés para mi propósito, y uso ropa negra, para fingir estar de luto y empatizar con la problemática de los suicidas, tener una cohartada y llamar lo menos posible la atención.
FdI: Primera tirada, Apariencia + Subterfugio dif 8 vAd98SiK8d10 8d10
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Post by Eva Saigner on Nov 17, 2019 18:00:03 GMT -3
Robert es un ex-policía. Entró en una casa para detener a un violento narcotraficante, que, según un chivatazo, se escondía en el apartamento. Vio una sombra. Le dio el alto. Siguió acercándose. Apuntó a la pierna, pero la bala se incrustó en el pecho de una adolescente sorda. Fue sancionado, pero el trauma psicológico ya no le dejaba ni siquiera acercarse a la comisaría. Tal vez fuera vergüenza. Tal vez fuera sentirse indigno de la placa, sucio.
Además, se alejó de su familia, de sus amigos, de todos y de todo. Se divorció, y a su hijo ya no le pasa la pensión, por lo que ha perdido el derecho de visita. Intentó trabajar como vigilante durante un tiempo, pero pronto comprendió su error. Ahora trabaja como taxista, pero apenas sí le da para pagar el alquiler, y no le reporta la más mínima satisfacción. Muchas veces, se dirige a las zonas más peligrosas de Nueva Orleans, las zonas que solía patrullar, con la intención de que alguien consiga vengarse de él y acabe con su miserable vida. Al principio no sé qué responder. Su historia es tan trágica que no veo cómo hilar para sacarle de su situación. Yo esperaba algo que se solucionara con algo de sexo. Aplicar los consejos del libro escrito por Teodosia, emperatriz de Constantinopla, que explicaba con mucho detalle cómo hombres y mujeres Tremere podían conseguir hacerse con un importante rebaño mediante el sexo y listo. Pero no, esta vez iba a ser más difícil. Lo primero, necesitaba un lugar discreto, un lugar para charlar. ¡Su taxi! - Bien, si traes tu taxi hasta aquí daremos un paseo y charlaremos. Te juro por lo más sagrado que, si me das la oportunidad, haré que mañana brille el sol para ti con una luz y un candor como ya no recuerdas.
Una vez que entro en el taxi le cuento "mi historia". Que yo me casé siendo casi una niña, loca de amor. Que él era un abogado muy talentoso y que, aunque al principio pasamos muchas penurias, se hizo rico defendiendo a personas que no merecían ser defendidas. Se deprimió y se suicidó. Yo me culpaba a mi misma de no haberlo visto venir, de no haber hecho nada por ayudarle, él que era el amor de mi vida.
La historia consigue traerle a mi terreno. El "sintoniza" con mi supuesto marido, me dice que él hizo lo mismo, alejarse de aquellos que le querían para que no tuvieran que sufrir el mismo dolor que él sentía, que, a poco humano que fuera, me habría mantenido alejada.
Ha llegado el momento de flirtear. Hago referencia a los valores humanos que le adornan, su generosidad y su altruismo, que, como aún en las situaciones más difíciles no deja de pensar en el bien de los demás. Luego aludo a aspectos más físicos, como su bello rostro, su musculoso torso o sus grandes manos, para finalmente concluir que cualquier mujer sería afortunada si pudiera pasar un rato en su compañía, cuánto más si tuviese la dicha de intimar.
FdI: Segunda tirada: Carisma + Empatía dif:8
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6d10
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Post by Eva Saigner on Nov 17, 2019 18:24:38 GMT -3
Ahora estoy en el punto donde quería estar, ya tengo el control total de la situación. Hago que abata completamente el asiento del conductor y, con movimientos expertos, comienzo la felación. Auxpex me ayuda a adivinar sus deseos, acelerando cuando lo hace su corazón, dándole un poco de pausa cuando comienza a sudar... Todo como se explicaba en el libro, paso por paso. Evito que se corra un par de veces, pues cuanto más veces esté al borde del éxtasis más violenta será la explosión de placer cuando yo deje que se produzca. Cuando llega el momento oportuno, un anillo de latón con un filo casi imperceptible practica un corte desde el frenillo y alrededor del glande. Antes de que pueda darse cuenta de lo que he hecho, el placer de "el beso" le somete y le domina. A mí se me antoja un poco largo, sobre todo si se compara con el que se produce en una gran arteria o vena, como las del cuello, pero eso también me permite controlar la cantidad con mucha más precisión. Cuando he terminado de alimentarme, cierro la herida, para, posteriormente, hacer un uso muy profesional de la punta de mi lengua. Finalmente, una cantidad ingente de semen surge, y el hombre sufre hasta temblores por la violencia del orgasmo.
Tras darle tiempo para reponerse, le pido que me lleve a la universidad, de vuelta a la Capilla Tremere, claro. Una vez hemos llegado, le informo que ahora me dedico a hacer buenas obras, a hacer que el dinero de mi difunto marido sirva para salvar tantas vidas como antes había destruido, y que, por supuesto, si estaba dispuesto, le pagaría un sueldo más que generoso si trabajaba para mí como chófer, lo que le permitiría, claro, volver a ver a su hijo, y, quién sabe, tal vez salvarme la vida en un futuro. Me dice que tiene que pensarlo, pero la luz de sus ojos no me permite dudar que volveré a verlo muy pronto.
FdI: Gano 2 puntos de sangre.
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