[Twilight Club] Curiosidad (Trevor-Spike-Fabio)

- Una gran suma de dinero. Una que claramente no tengo. Pero bueno, era mi única salida. O al menos ese pensé en el momento. Es lo mismo. Si no me aniquila la mafia, lo hará la 'ley'. - No parecía tener interés en pagarla. Nunca fue su intención, sólo escapar y salirse con la suya. Pero ya parecía cansado, y le daba igual.

El tipo te mira algo perplejo. - Cómo... ¿Cómo que no? - No parecía compartir tu misma naturalidad al respecto. - No, gracias. No pienso soportar una tortura, o que me estirpen los órganos. Prefiero tener una muerte tranquila hoy mismo, que a mano de los Smith. - Y estaba decidido en eso.

- ¿Desaparecido? - Pregunta extrañado. - Creí que este era un sitio seguro. Por eso vine aquí. - Te confiesa, demostrando no estar al tanto de dicha situación. Sonaba algo incrédulo al respecto, de hecho.

- Ni idea quién lo dirige. Pero podría decir que me lo recomendó un amigo... Uno de confianza. - Asegura, no queriendo comprometerlo de más, parece.

- No, pero tenía un contacto allí en Miami, un 'Hombre de Negocios'. Me prometió una salida segura. No sabía en lo que me metía hasta que ya estaba dentro. - Te cuenta con cierto arrepentimiento. Pero ya era demasiado tarde, una vez subido al barco no había mucho que hacer.

Lo notas bastante incómodo a la hora de intentar formular una respuesta a dicha pregunta.

- Eso... No, no lo entenderías. Terminó siendo una mala decisión, así que no importa. - Responde tras tardarse y trabarse un poco la lengua. Parecía tener complicaciones al querer explicarlo inicialmente, por lo que terminó resignándose.

- Tenía uno en mente, sí. Pero probablemente no sea más que un rumor, una historia para atraer... Gente como yo. Ahora me doy cuenta. - Como si tal verdad le hubiese pegado un cachetazo en la cara, y derrumbado todas sus esperanzas.

- Por lo que éste es mi último lugar. El club cierra al amanecer, así que disfrutaré del tiempo que me queda, y luego... Probablemente no me vuelvas a ver. - Comenta resignado. No podía quedarse a vivir allí, era un club, no un lugar de refugiados.

- No. Prefiero que crean que estoy bien. - Se levanta de la mesa, descontracturándose un poco. - Gracias por el oído, hermano. Iré a ver el amanecer sobre el río. - Despidiéndose ya de pie, la música deprimente y oscura del bar parecía ambientar perfectamente cuál sería su destino.

- Puedes quedarte con esto. No creo que lo necesite. - Dejándote su rolex de regalo sobre la pequeña mesa, como su último gesto de humanidad. Y, si no había nada más que decir o hacer, procedería a retirarse del club hacia la entrada principal.

El sujeto finalmente sale. Notas que, tras su salida, efectivamente la Azote se despega de su perezosa posición y comienza a movilizarse hacia la planta más baja, caminando despreocupadamente con ambas manos en sus bolsillos. En su lenta caminata, pasa por donde estás tú.

- Te ves un poco blando como para trabajar para el Sherif - Comenta al pasar. - ¿Es conocido tuyo? - Te pregunta casualmente deteniéndose a tu lado, sin mirarte directamente sino que apuntando hacia el deprimido vástago que acababa de salir del bar. Una pregunta más de curiosidad que de preocupación, poco parecía importarle el destino del sujeto.

Su expresión demostraba que estaba ciertamente impresionada, y curiosa.

- ¿Así que andamos de detective, eh? - Asintiendo mientras volteaba su cabeza hacia un costado mientras lo considera.

- Bien. Te escucho. - Tomando el asiento del recién retirado vástago con toda confianza, reposando su codo sobre la mesa. Su atención estaba más en ti que en el prófugo ahora.

- Interesante. - Reconoce, no super impresionada pero conforme con el dato.

- No mía, de Roger. Pero a él ya lo aniquilaron hace rato. Casi nadie sabe quién controla el lugar ahora. - Te responde casualmente, como si fuera un detalle de nula relevancia. Pero estaba implícito que la información que estaba por darte claramente no era pública.

- Es de los nuestros, igual ¿Si anda en cosas raras? Y... Seguro. Los de su sangre pocas veces no lo están. - Te cuenta encogiéndose de hombros, era algo de esperarse. Pero hablaba de él con confianza, como si se tratase de un amigo o conocido. - Pero puedes preguntárselo a él. Sólo ve y susurrale a uno de sus guardias De Occulta Philosophia tantum currere in tenebris... Y sabrán que eres amigo. - Concluye, mencionando dicha contraseña en voz baja y con un tono burlón, pues le parecía bastante cursi. Era una frase en latín, y por lo mal pronunciada que la dijo probablemente ni sabía qué quería decir.

- Es la parte aburrida del trabajo. - Se encoje de hombros, no parecía creer en absoluto que el vástago le fuese a ofrecer resistencia y Trevor sabía que probablemente estuviese en lo cierto.

- Luego me cuentas como te fue. - Levantándose y dándote una palmada seca en el hombro, algo amistosa, procede a desperezarse un rato y caminar muy tranquilamente hacia la salida con ambas manos en los bolsillos de su vieja chaqueta.

El matón permanece en silencio durante un momento, casi inmutado y sin mirarte.

- Et te ducet eius... - Responde en el mismo tono de secretismo hacia tus palabras, lo que equivalía a un 'Permíteme guiarte hacia ella'. Y, cumpliendo con sus inusuales palabras, cuál muchacho problemático procede a llevarte hacia la zona de mayor oscuridad del local en efecto, pasando por entre las barras y unos pasillos discretos tras el VIP, que por la falta de iluminación fácilmente se confundían con lo que podía ser la mera pared del mismo.

Pero detrás había una puerta metálica guarecida electrónicamente, la cuál abre por medio de si huella digital y un comando de voz. Del otro lado, la falta de luz apenas dejaba percibir lo que eran unas escaleras que llevaban hacia el misterioso subsuelo del bar. - El filósofo se encuentra hoy. Baje, y lo recibirá. - Son las indicaciones profesionales del sujeto, que aguardaría del otro lado vigilando la casi secreta entrada y dejándote a solas en medio de la oscura habitación.

Bajando los escalones, eventualmente tocarías piso firme de lo que debía ser alguna clase de receptáculo muy cerrado, y casi completamente a oscuras. Eran muy tenues las luces que se filtraban, y apenas permitían notar los límites de la amplia habitación luego de darle suficientemente tiempo al ojo de adaptarse. Pero no hay más que silencio y vacío allí, al menos a simple vista es poco lo que puedes percibir.

Tu aguda y sobrenatural visión te permiten detallar con claridad, si bien aún en algo de penumbra y con colores oscuros, la sala en la que te encuentras. Parecía tratarse de una especie de gran depósito: Notas varias reservas, algunos barriles, un par de muebles acomodados que pertenecían a la misma línea de los que estaban usándose en las plantas públicas (probablemente guardados por alguna avería o deterioro) y lo mismo de podía decir de una mesa de pool algo estropeada. Cosas similares, pero prolijamente acomodadas a los laterales y permitiendo un paso limpio. Pese a la nula ventilación e iluminación, el sitio no era ninguna pocilga sino todo lo contrario.

Había un par de muebles de guardado y un par de puertas apartadas, que probablemente derivasen a depósitos más de limpieza u otras cosas similares, pero estaban bien cerradas y casi hasta tapadas por el stock allí abajo. Aunque no ves ni escuchas ninguna señal de vida allí abajo, ni siquiera el de un roedor. El silencio prevalecía tras el eco de tus palabras, hasta que...