[F.Q.] Caso Stocker (cerrada)

Por el acceso público, lo primero que encuentras es una casual recepción, con un par de boxes tipo oficina a su lado, unos asientos y demás, antes de dar a un pasillo cuyo control y privacidad ya parecía más restringido.

Un oficial, cuarentón y un poco gordo, te recibe de mala gana. - Diga... ¿En qué puedo ayudarlo? - Como todo empleado que no disfruta de su empleo.

Tu tarjeta interrumpe el bostezo del gordo, llamando un poco su atención.

- ¿Uh? ¿Un caso, dice? Ehm... ¿Tiene alguna referencia del mismo? - Pregunta, curioso, a la vez que lee tu licencia y luego te mira a ti, de manera intermitente. Un detective ¿Eh? tal vez cortaría un poco la monotonía de puros y aburridos reclamos y denuncias de turistas.

El oficial te mira, alzando una ceja, mientras chequea un par de cosas en su viejo ordenador. Luego de varios minutos de búsqueda, recae en lo que mencionaste y recuerda el nombre.

- Oh... ¿Se refiere a Bram Murneau? El joven al que le robaron toda la exposición... Hacía mucho que no oía de él. Escucha, muchacho, el caso ya fue cerrado. El ladrón fue atrapado y se encuentra preso, ya. Si tú o tu cliente es uno de los familiares de algún desaparecido, pues, hicimos lo que pudimos muchacho. Pero el hecho ocurrió hace cinco años. No quiero ser crudo, pero dudo que a esta altura haya esperanzas ni valga la pena seguir buscando... Son cosas que cosas pasan. No hay nada más que podamos hacer. - Te responde con falsa empatía, tratando de convencerte de que te resignes.

- Supongo que no te quitaré de encima hasta que no tengas tus archivos ¿Eh? - Comenta pensando en voz alta con exceso de confianza, mientras toma el comunicador resignado. Mas vale ahora que andar renegando toda la semana con el investigador o con abogados. Si algo andaba mal, problema de sus superiores.

- ¿Bob? ¿Me escuchas? Sí. Acá hay un muchacho, un investigador privado: Diego... Robera. - Mientras lee mal tu apellido de la tarjeta, pronunciando erróneamente tu latino nombre con el típico acento yanki. - Sí... Sí. Ya te envío el archivo que tienes que buscar. Y tráeme unas rosquillas ¿Quieres? - Finaliza con confianza, mientras tipea y envía unas cosas en su lento ordenador.

- Aguarda un momento muchacho. En seguida vendrá mi compañero. - Te despacha, haciéndote esperar más o menos unos diez a quince minutos hasta que otro muchacho, de contextura más delgada y capaz de ejercer su rol como policía, aparece con una pequeña caja de rosquillas abierta. Sólo quedaban dos.

Tras dejarle el paquete al gordo, se acerca a ti educadamente. - Detective. Oficial Manson. Bob Manson. - Se presenta, mostrándose un poco más profesional y hasta ofreciendo su mano. - Sígame, por aquí por favor. - Encarando camino a uno de los boxes pasando unos pasillos, una oficina llena de cajones y un par de ordenadores sobre la mesa.

- ¿Mi compañero me ha mencionado que usted se encontraba investigando acerca de los desaparecidos del caso Murneau...? ¿Qué necesita, exactamente? - Consulta formalmente, mientras abre una de las cajoneras deslizando su dedo entre múltiples carpetas de archivos.

El oficial te escucha, y no tarda en poner cara de circunstancias, apretando los dientes en muestra de complicaciones.

- Ehm... Verá. El problema es que tenemos una orden legal de proteger la identidad y el paradero de Murneau. Me temo que no es un dato que pueda darle, ni si quiera a usted, detective. No es el primero ni el último en buscar iniciar acciones legales contra él, e incluso atentado contra su vida. Pese a que fue declarada su inocencia, más de un allegado de los desaparecidos continúa buscándolo a él como culpable. Lo siento. - Responde profesionalmente, negando lentamente con su cabeza.

- Disculpe, pero como le he mencionado, no es algo que me corresponda decirle. Incluso a un hombre profesional como usted, detective Robera. Le pediré que no insista. - Reitera con mayor firmeza, pues pese a su educación y profesionalismo, había una distancia clara entre ustedes y no era tu amigo de confianza.

Una vez fallido el intento de Dominación, reintentarlo sobre la misma persona siempre tendrá el mismo efecto durante el resto de la escena. Similar a lo que ocurre con Presencia y Ofuscación.

- No creo que el café le ayude con su jaqueca. Le traeré un vaso de agua, pero si este caso lo tiene tan liado le sugeriría que lo deje de lado. - Comenta el oficial mientras se retira de la oficina, no muy lejos según el oír de sus pasos. El dispenser de agua estaba relativamente cerca, probablemente tenías alrededor de un minuto.

El margen es corto, pero si quieres puedes intentar echar un vistazo a ver si ves algo relevante antes que regrese e intentar disimular como si nada a tiempo ¿Qué clase de datos busca Diego?

Tira Astucia + Academicismo para buscar rápido. Y Carisma + Sigilo para que no te delate tu acto.

Buscas rápidamente y con tremendo esfuerzo, dado que aquel margen podía ser tu mejor oportunidad para hallar la identidad de Murneau. Un nombre. Una dirección. Algo. Lo que sea.

Ojeando, revisando y reojeando, entre todos los papeles, no das con otro alias que el de Murneau y ninguna ubicación específica, incluso entre los archivos. Sigues y sigues, con increíble concentración, a medida que oyes los pasos del oficial como las agujas de un reloj que marcan cada segundo restante. La situación de volvía desesperante, cada vez había menos tiempo de ponerse a leer tanto texto y tus ojos sólo podían buscan algún nombre o número entre tanto palabrerío.

Finalmente, encuentras dos palabras en mayúscula y con un resalte especial entre tanta tinta. Michael Zyers. Calle XXXX YYYY, bajo custodia. Eran dos nombres clave sin duda, y si eran esas las que Diego estaba buscando, la respuesta podía estar en aquel párrafo. Pero ya era demasiado tarde, puesto que cuando se percató el oficial Bob ya estaba allí con el vaso de agua. Por rápido que intentases reacomodar los papeles y retomar tu postura de dolor de cabeza, tu apurado cambio de actitud era inevitablemente sospechoso.

- ¿Señor? - Te mira de reojo, suspicaz y desconfiado, mientras sostiene su vaso de agua a la espera de alguna explicación. Ya no se lo veía tan bienintencionado, puesto que era evidente que algo mal andaba ahí y se había dado cuenta.

- Le pediré que se retire de mi oficina... - Responde seriamente Bob, con una mirada de clara desconfianza hacia ti. No era una petición amable, más bien una sutil orden. Evidentemente tu acting y profesionalismo habían convencido al gordo de la recepción, pero se estaba cayendo de maduro ante el audaz Manson, quién sospecha claramente de tu imagen y título ahora.

Eres libre de retirarte evitando mayores sospechas o actitudes extrañas. Nadie te detiene ni pregunta, el gordo de la recepción parecía estar jugando Heartstone desde su celular y ni siquiera te despide. Tal vez no era tanta información como quisieses, pero tenías una pista, al menos.